5- ¿Qué es el amor?

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Había pasado un mes, Emma mejoraba día tras día, ya no tenia frío, ni ataques de cansancio, solo fiebre y dolores musculares, Aiden estaba más tranquilo, su compañera se recuperaba y sus padres la habían aceptado

-Aiden... ¿Dónde vas?-

-duerme pequeña flor, es muy temprano-beso su frente

Eran las 6:30 am cuando Aiden decidió levantarse para hacer ejercicio, pues, como alfa tenia que estar en forma. La tierna adolescente, se despertó al sentir que su "almohada" se movía.

Emma le había tomado mucho cariño al lobo, se sentía reconfortada cuando estaba con el, era la primera vez en muchos años que se sentía querida por alguien. Suspiró al ver la musculosa espalda de su amado.

-me desgastaras si sigues viéndome así-

-¿Cómo? ... olvídalo-

La rojez subió a sus mejillas, estaba totalmente avergonzada, nunca antes había tenido pensamientos parecidos a ese, Aiden sonrío y se introdujo al baño. Cuando terminó su ducha, salió con la toalla envuelta en su cintura, dirigió la mirada hacia la cama y observo a su compañera, quien dormía abrazando su almohada.

Se vistió y salió directo al gimnasio, donde lo esperaban, el beta y su hermanito, cuando el reloj las 12:30 dejó el entrenamiento y le encargaron a la cocinera que prepara pizza para toda la manada.

-dormilona, es hora de levantarse-

-un ratito más-

El lobo se carcajeó y comenzó a repartir besos por su espalda y cuello

-Aiden déjame dormir-

-la comida esta lista-

Tenía hambre, pero el cansancio le ganaba, apenas había podido dormir la noche anterior y deseaba con toda su alma poder descansar solo una hora más, se removió incomoda cuando sintió peso en su espalda

-deja de molestar, quiero dormir-gruñó malhumorada

Aiden se recosto a su lado y paso el brazo por su cintura, beso suavemente su hombro y acarició su mejilla, notaba el cansancio en su rostro, pero tenia que comer, su cuerpo seguía muy delgado y sentía que podría romperlo tan solo con el mínimo roce.

Luego de que Emma haya despertado, la pareja se dirigió a comer, durante la cena Aiden había controlado que su compañera comiera todo, al terminar la sobremesa, el guardia principal se adentro a la casa para informarle al alfa la llegada de sus padres.

El estomago de la joven comenzó a contraerse y su garganta a cerrarse, estaba muy nerviosa, a pesar de haber conocido a sus suegros, el temor a que la rechazaran seguía latente, su pareja sintió su corazón alocarse y se concentro en susurrar palabras de aliento en su oído.

Al entrar los lobos, el sentimiento de querer escapar invadió a Emma, igual que la primera vez que vio a Aiden.

-no van a comerte, tranquila- susurro en su oído

Una risita nerviosa se escapo de sus labios, se sonrojo y apareció una sonrisa confiada en su rostro

-buenos días-

-buenos días-respondieron

-Emma querida, quiero hablar contigo-informo Isabel

Se dirigieron a la habitación de la pareja, dejando a padre e hijo a solas

-Emmy que los machos necesitan marcar a su pareja- dijo con voz maternal

Y los nervios la volvieron a atacar, había oído hablar a las mucamas sobre eso, y no tenia ganas de escuchar como su mate iba a morderla para marcar su territorio, pues tenia miedo a lo desconocido, nunca nadie le había informado sobre lo que significaba el amor. Isabel al notar el nerviosismo de la chica decidió hablar con ella, no como luna, como una madre.

-¿Qué te inquieta pequeña?-

-nunca me han explicado lo que es el amor, es la primera vez que alguien...-

Y las lágrimas comenzaron a caer por su delicado rostro mientras recordaba su horrible infancia

-nosotros te queremos, Aiden moriría con tu pérdida-

-y yo moriría si lo pierdo a el-

Luego de eso, Isabel se retiro, dejando a Emma sola y con grandes dudas, se recostó pensando en la corta charla que había tenido hace unos momentos

-no te entristeces Luna mía-

Se sobresalto al escuchar la profunda pero reconfortante voz de su mate.


Pequeña flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora