13- El resto es historia

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La sangre tiñó las mejillas de la loba y le dio una tímida sonrisa.

- No debes avergonzarte, ahora podremos hablar de cosas privadas, nadie entenderá-

Se sentaron en la cama y dirigieron su mirada a la prueba, la humana sonrió aun más y las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos.

- Felicidades Emm -la loba la abrazó

Unos pasos sonaron en el pasillo, luego un golpeteo en la puerta, con agilidad escondieron ese pedazo de plástico bajo las almohadas. Casi al instante Melody entró a la habitación en busca de su compañera.

- Lobita ven a dormir un rato conmigo –

La recién nombrada fue con una radiante sonrisa y se colgó de la mayor en un abrazo de oso.

- No tienes por que esconderlo, escucho su latido – la loba rio

La humana la miro con asombro y se sonrojó. Levantó el dedo índice llevándolo a su boca indicando que guarde el secreto. La mayor le dirigió una mirada tranquilizadora con un asentimiento y se llevó a su compañera cerrando la puerta detrás de ella.

Una vez estaba completamente sola saco la prueba y suspiró, no sabia como decirle a Aiden que seria padre, aunque sospechaba que él ya lo sabía, al menos su hermana había podido escuchar al bebé. Dejo la prueba en un cajón, debajo de todas las toallas y productos de higiene personal que se encontraban allí y se recostó boca arriba en la inmensa cama. Pensaba en lo genial que sería tener super audición para escuchar el corazón de su bebé, tal vez pueda hacerlo en alguna ecografía. Pero para eso primero tendría que decirle a su esposo.

Aiden siempre quiso una familia, para los lobos formar su propia pequeña manada era esencial. Sus familias suelen ser muy numerosas, pero claro que nadie le dijo eso a Emma. El alfa subió silenciosamente a su habitación para descansar con su compañera como su hermana, esta saltó de la cama como un resorte.

- Tenemos que hablar – dijo rápido Emma

- Claro ¿Qué sucedes? –

La humana frunció el ceño, nunca espero una reacción tan tranquila, generalmente esa frase se utiliza cuando quieres romper una relación. Aunque pensándolo bien, tiene sentido. Los lobos no suelen terminar relaciones, estas solo acaban cuando un compañero muere arrastrando a su alma gemela.

Emma sacó la prueba del cajón pensando lo estúpido que fue esconderlo ahí para minutos después mostrárselo y se lo dio a su esposo.

- Estoy embarazada – casi susurró, pero el lobo la escuchó

De nuevo la reacción no fue para nada como ella esperaba; primero frunció un poco el ceño, se quedó mirando el piso en silencio, como si esperara algo. Y cuando pareció haber quedado satisfecho en su búsqueda solo se rio. Si, definitivamente esa no era la reacción que Emma estaba esperando.

- Ya lo sabia pequeña, lo sospechaba mas bien. Escuchaba un pequeño tintineo cuando estábamos juntos, solo estaba esperando a que tu estés lista para contarme –

Largó un profundo suspiro de alivio y le pegó suavemente en el brazo sabiendo que por mas fuerza que use no le dolería, no sentiría ni cosquillas.

- ¿Por qué no me lo dijiste? No tienes idea de lo asustaba que estaba –

El lobo curvó sus labios y acaricio su cabello, bajo hacia su vientre y dejó un tierno beso. Miro fijamente a su esposa aun hincado sobre su vientre

- No tenías por qué estarlo, yo sabía lo que podría pasar. Los lobos no solemos utilizar métodos anticonceptivos –

Emma abrió la boca impresionada, no entendía como le decía esto tan naturalmente.

- Déjame mostrarte algo – Aiden

Se paró recto y tomó la mano de su pareja para dirigirla fuera de la habitación, buscó en su bolsillo las llaves que siempre llevaba con él y abrió la puerta de al lado. El cuarto estaba desamoblado, las paredes eran blancas y tenia un gran ventanal con unas cortinas color crema, los únicos muebles en el espacio eran un gran armario empotrado que ocupaba toda la pared y un hermoso sillón mecedor, el piso era de madera de roble y había cajas esparcidas por él.

- ¿Qué es esto? –

- La habitación de nuestro cachorro, cuando los lobos nos casamos es normal tener una habitación extra para luego acondicionarla según las necesidades del bebé y su mamá-

- Es muy bonita, y espaciosa –

Aún no había terminado de asimilar que seria madre, pero se imaginaba las paredes pintadas de un celeste pastel y una hermosa cuna blanca que luego seria sustituida por una cama, tal vez al lado pondría el sillón con una manta por si el bebé tenía frío. Además, una alfombra suave que cubra la mitad de la habitación para que su hijo pueda estar descalzo sin que ella se preocupe por el frio y jugar tranquilo con la luz del sol calentándolo. Esa imagen mental calentó su corazón y una lagrima que la despertó de su transe se deslizó por su mejilla.

- ¿estás bien? -

- Si solo... creo que me emocioné –

El lobo sonrió y besó su cabeza, el si esperaba esta reacción. A él también le emocionaba la llegada de su cachorro.

- Por cierto, ya pensé como quiero decorar la habitación –

- Que rápida eres cariño – la humana rio

Seis meses después Aiden se encontraba con su hermana y su beta decorando la habitación mientras que Samay se encontraba comprando las cosas que faltaban con ayuda de Emma a través de videollamada, las paredes fueron pintadas de un celeste muy claro con puntos blancos a petición de Aiden, de la cuna se había encargado cuando su esposa tenía 3 meses de gestación, el mismo la construyó con madera de roble ya que tenia que durar para al menos tres hijos más, era una especie de tradición que todos los cachorros utilicen en lo posible la misma cuna, además siempre es reconfortante tener el olor de tu familia cuando no están cerca, por eso también se encargaría de dejarle siempre alguna prenda suya y de su esposa al bebé para que pueda olerla durante la noche. La cuna tenia barrotes altos y resistentes para que el listillo no se escape y la pintó de blanco y barnizó. Emma había elegido una alfombra color crema que hacia juego con las cortinas muy suave que colocada enfrente del ventanal al cual pusieron rejas de hierro para que nadie pueda entrar o salir por él.

- ¡llegué! – grito Sam y subió corriendo las escaleras

- Hola Mel- le dio un beso casto- Aiden- besó su mejilla

Detrás de la omega venía la humana a paso lento, luego de saludar a su cuñada y a su esposo (recién despertaba) comenzó a sacar las cosas de la bolsa para nada pequeña que la Samay cargaba para que el alfa las acomode.

- ¿Dónde quieres esto? – preguntó mostrándole los miles de cojines

- Son para la cuna, el mas grande va en el sillón, es para mi espalda y la manta ira doblada sobre el respaldo –

Acomodaron los mil y un peluches que Sam compró y pusieron toda la ropa en el armario, organizada por meses.

- Aun no tengo el bolso para el hospital –

- No lo necesitas nena, los cachorros nacen en su casa con una partera para evitar complicaciones y una ambulancia en la puerta –

- No te preocupes, nada sucederá solo es para no aturdir a los cachorros con tantos aromas alrededor – Melody explicó

El resto es historia

Pequeña flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora