8- Hormonas

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La cena estaba hecha. Samay ayudaba a poner la mesa mientras Aiden hablaba con su esposa.

Habían encendido la chimenea, ya que la temperatura en invierno era muy baja. Se sentaron todos a comer, la omega apenas comió una cucharada de su sopa, mientras que la familia devoraba lo que estaba a su alcance, incluso Emma comía con ganas.

La pequeña, sin que se dieran cuenta, subió a la habitación de huéspedes. Ella siempre dormía allí. La familia seguía comiendo entretenida, la puerta principal se abrió y entro Melody tapada hasta el cuello temblando.

-que rico huele- dijo despojándose de su ropa

-tu madre hizo sopa, ah de ser eso-respondió un padre sorprendido

La loba se sentó en la silla de Samay, le resulto raro que haya un plato de mas servido siendo que todos esperaban que llegue mas tarde, pero no dijo nada. Fue cuando Melody comenzó a comer que la familia se percato de que la pequeña se había ido

-¿Por qué esa cara?-

-nada mi vida, tu solo come-dijo su madre

-engordaste Em te ves bien-

-gracias, supongo-la humana se sonrojo

Después de unos 15 minutos levantaron la mesa y se dirigieron a la planta de arriba. Melody fue a su habitación, encendió su laptop y comenzó a chequear sus redes sociales. Por otro lado, Aiden y Emma fueron a la sala de juegos a ver una película. La casa estaba en silencio, casi todas las luces estaban apagadas. Melody estaba dispuesta a dormir cuando se escucharon unos sollozos del cuarto contiguo y no sabia porque, pero le destrozaban el alma, tenia un molesto nudo en el pecho que no quería salir y quería que sea quien sea, deje de llorar. Se levanto de la cama, salio al pasillo y apoyo la oreja en la puerta.

"¡¿Qué rayos me pasa?!" "soy una maldita enferma" "¿Por qué no me muero de una vez?"

Se escucharon golpes, cosas que se caían, y lo que más le preocupo a Melody, vidrios rotos. Al instante, Aiden y Emma corrieron a su encuentro.

La pequeña, astuta, cerró la puerta con llave, Aiden lanzo un gruñido.

-sabia que algo le pasaba-

Los sollozos se calmaron, su respiración seguía agitada y el olor a sangre invadió el aire

-Samay! ¿Estas bien?... responde pequeña-

-estoy bien Emma, no te preocupes-

-¿segura? Estoy oliendo sangre-contesto Aiden

-es...Hem...mi periodo...si, eso-

El corazón de Melody se agito al escuchar esa hermosa voz con claridad, quería pasar la puerta y asegurarse del bien estar de aquella desconocida.

-¿necesitas ayuda?-

-no gracias, desearía estar sola-

Dejaron a la PRE-adolescente, aunque no muy convencidos

-¿Quién es?-pregunto Melody

-Samay, apareció en las fronteras hace unas semanas, nadie sabe de ella-

-claro-suspiro- ¿Qué crees que le paso?... digo, tu oliste sangre y yo no creo que fuera su periodo-

-tal vez tiro algo y se corto cuando se rompieron los vidrios-hizo una pausa-¿tu no oliste a caso? Suena asqueroso pero, la regla huele distinto, como a hormonas-

-mi loba esta algo dormida y no percibe bien los olores-

-ho, claro-

La humana bostezo, y aiden le llevo a la habitación para que se recostara.

Cuando dieron las 12 en punto, Melody se dispuso a dormir otra vez, cerro la laptop, se despidió de sus amigas y apago la luz. Despertó cuando sintió unos golpecitos en la puerta.

-¿si?-

-Hem... Aiden dice que bajes, esta hecho el desayuno-

-dile que espere, tengo que bañarme-

Volteo la cabeza a la mesilla, desbloqueo su celular y miro la hora, 6:33 AM. No entendía porque Aiden se levantaba tan temprano.

Desenredó su cabello y tiro las sabanas para el costado, se dedico a observar por la ventana unos segundos, se paro de la cama, fue al baño y comenzó a desvestirse.

Unos 30 minutos después se encontraba lista con unos jeans azules y un sweater holgado, bajo las escaleras y se sentó en la mesa con su hermano, el desayuno estaba servido y como en la cena, observo una taza de más.

-¿Para quién es esa?-

-Samay... aunque no creo que baje-

-¿quieres que la busque?-

-¿podrías? Intenta que salga de su habitación por favor-

-seguro-

Subió las escaleras corriendo y golpeo la puerta de la omega, no escucho ninguna respuesta así que volvió a golpear, esta vez mas fuere... nada.

-¿Samay?-

-no quiero comer, no molestes-

-a la menos baja, nadie te obliga a comer-

Samay gruño y abrió la puerta de mala gana, Melody quedo perpleja ante tal belleza, su corazón de agito y, no sabia porque, le tomo la mano y una corriente eléctrica recorrió cada centímetro de su cuerpo, lo ignoro y bajo las escaleras.

-Wow, saliste-

La omega solo la miro, su rostro lucia algo cansado y unas ojeras de empezaban a marcar bajo sus ojos.

-te ves mal Em-

-no es nada Sam-

Todos se sentaron en la mesa de nuevo, pero como era de esperarse, no toco ni un poco de su desayuno. Emma no pregunto, y Samay agradeció eso.

-¿Por qué no tienes olor?-pregunto Melody

Solo bajo la mirada y jugueteo con sus manos, una bola de nervios se creo en su estomago, sentía como sus piernas temblaban, le tenia miedo, no confiaba en casi nadie y menos en ella, que era una total desconocida.

Aunque sentía algo más, que no era miedo, se sentía atraída hacia ella, y eso le molestaba

-¿Por qué ocultas tu olor?¿A caso tienes miedo?-

No iba a contestar eso, y Melody lo sabia, pero tenía pensado seguir insistiendo, estaba intrigada por su olor. Le tomo de la muñeca y apretó levemente, la pequeña de quejo y se removió incomoda.

Cuando logro sacarse subió corriendo las escaleras.

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Se que ni les interesa pero igual quería decirles, ese espanto de allá arriba soy yo.

Pequeña flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora