7- Melody

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Pasaba el tiempo y Emma no mejoraba. Aiden intento hacerla sentir mejor de mi maneras, llamo a brujos, curanderos, doctores humanos y hasta compro las medicinas mas caras del mercado, pero nada aliviaba a la pobre. Sus días comenzaban con unas insoportables nauseas que, muchas veces, terminaban en molestos vómitos.

Todos habrían perdido la esperanza, hasta que llego Samay, una omega tímida y frágil de la cual no se sabía nada más que su nombre y edad. Todos los viernes después de la escuela, Samay visita a Emma, que desde sus encuentros ah mejorado mucho su estado de ánimo.

Como todos los viernes a las 3:30, Sam llego a la casa del alfa, toco la puerta y espero a que le abran.

-buenos días alfa- murmuro con la cabeza gacha

-buen día Sam... ¿sucede algo?-

-no... nada-suspiró-¿Dónde esta Emma?-

-en la habitación, ve-

La omega subió las escaleras sin ningún tipo de entusiasmo, definitivamente algo le pasaba. Abrió la puerta de la habitación y encontró a Emma sentada en la cama con una mano en su vientre.

-luna-murmuro

-oh Samay, no te escuche entrar-

La omega levanto la mirada y sonrío; se acerco a la cama, se sentó al lado de Emma, y la abrazo. Necesitaba ese abrazo más que nada en el mundo, un sollozo se escapo de sus labios.

-¿Qué sucede cariño?-acaricio su cabeza

Sam no respondió, se limito a llorar en silencio con su nueva y única amiga.

-si no me dices que sucede no te puedo ayudar-

Nada. Sam no soltó ni una sola palabra

-no importa Emma ¿Cómo estas tu?- se sorbió la nariz

-bien pequeña-

(Samay es mas chica que Emma, tiene 14 años)

Un silencio incomodo las envolvió y Samay se recostó al lado de la adolescente, quedando dormida al instante.

La puerta se abrió y por ella entro Aiden, bajo la mirada y soltó una risa al ver a la niña durmiendo al lado de su amada.

-algo le sucedía hoy-dijo preocupada

-tal vez solo sea el sueño-

-no lo creo, ha estado llorando-

-es una PRE-adolescente es normal mi vida ¿sabes? Los niños son crueles a veces, ah de ser solo eso-

Emma decidió dejar el tema, aunque no quedo convencida del todo. Ella estaba segura de que el problema de la niña era algo más grave que un simple conflicto adolescente.

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Luego de un tiempo la pareja salio de la habitación, dejando a Samay tranquila. Se dirigieron a la sala, donde, como todos los viernes los esperaban Isabel y Derek (padres de Aiden)

Tiempo después del conflicto de la pareja, a Aiden no le alcanzaban las palabras para pedir perdón, y después de tanta insistencia, Emma decidió perdonarlo, en serio lo quería.

-buenos días Emma ¿Cómo te encuentras hoy?-

Emma sonrió

-no contestes, se te nota en la cara-

Aiden suspiro feliz, a pesar de su salud deteriorada, se mantenía contenta, y eso se lo tenia que agradecer a Samay, esa pequeña estaba siendo de gran ayuda. Se sentaron en el sofá de la sala.

-Melody vendrá-dijo entusiasmada Isabel- no tubo excito en la búsqueda-

-¿Qué búsqueda?-pregunto Emma

-quiere encontrar a su compañera-

Se escucho un golpe seco que interrumpió el momento y por las escaleras bajo Samay desconcertada y asustada. La pobre estaba temblando, su cara estaba roja y mojada por las lágrimas.

-¿Qué paso Sam?-

Aiden subió las escaleras buscando al causante del temor de la niña, recorrió la habitación de punta a punta pero no encontró nada.

-solo fue un sueño-dijo agitada

La adolescente acaricio su mejilla y la hizo sentarse con ella en el sofá

-¿Qué soñaste bonita?-pregunto Aiden

-no quiero hablar de eso ahora-murmuro y bajo la cabeza

Isabel la miro apenada, le recordaba a su hija de pequeña, nunca quería hablar, se guardaba todo hasta que un día explotara.

El teléfono sonó y Aiden se levanto a atenderlo, todas las miradas se centraron en el.

-¿estas segura? Aquí hay lugar-

Frunció el seño

-claro que no molestas...adiós, cuídate-

-¿era Melody?-

-si, vendrá a la noche, la tonta dice que "no quiere molestar"-

A la omega le brillaron los ojitos cuando escucho hablar de Melody. Isabel y Emma, que fueron la únicas que lo notaron, se miraron extrañadas y rieron, conocían bien ese brillo que Isabel vio aparecer tantas veces en los ojos de su esposo.

Una vez mas sonó el teléfono y Aiden atendió, pasaban las horas y el lobo seguía hablado, Samay volvió a dormirse, pero esta vez en las piernas de Emma, cada tanto se movía y su respiración se agitaba como si tuviera pequeñas pesadillas entre sueños

-un dólar por tus pensamientos-

Isabel, que estaba concentrada en cada movimiento de la niña, se levanto y decidió preparar la cena, una comida especial para su hija. Había que consentirla.

-Samay, arriba-Emma la movió dulcemente

Lo único que obtuvo fue gruñido

-esta bien, como tu quieras-suspiro

Corrió su cabeza y la apoyo en un almohadón

-¿Qué haces?-pregunto Aiden

-ayudo a tu madre-

Pequeña flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora