LOVE AND WAR

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CHAPTER TWO | LOVE AND WAR

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CHAPTER TWO | LOVE AND WAR

Ella recordaba aquella noche tan vivídamente, porque era uno de esos pocos recuerdos pero importantes que marcaban a cada uno y que, por mucho tiempo que pasase, nunca se disiparía de su mente.

Recordaba como las estrellas eran lo único que se podía observar en aquel cielo nocturno mientras el fuego que arrasaba la ciudad iluminaba el horizonte de Carcassonne, y como su corazón empezaba a quebrarse con cada instante que su amante sufría. Sus lágrimas hacían carreras por sus pálidas mejillas hasta caer sobre su vestido de lana cuyo color verde las resaltaba, ni siquiera los ruegos de él para que no llorara no hicieron efecto sino que ponían más melancólica a la reina.

Sus fríos dedos, por causa del otoño invernal, acariciaron la melena oscura del vampiro enredándose entre los ligeros rizos que poseía, sin ser capaz de detener lo que parecía inevitable llegados hasta ese punto. Sus ojos oscuros como aquella noche la miraban con miedo e ira mientras su cuerpo temblaba en los brazos de Adélaïde, quien para ese entonces ya no le importaba que alguien estuviese causando el caos a sus espaldas al mismo tiempo que ella lloraba desconsolada.

Olvidó la muerte de su gente a manos de lo que las brujas llamaban el vampiro cazador de vampiros, al igual que las revueltas que surgían por ver que su reina no hacía nada para detenerlo, pero ¿qué podía hacer sí lo que había hecho hasta ahora no funcionaba?

Elijah, os vais a recuperar. Lo veréis -susurró ella juntando su frente con la mejilla del vampiro. Sus lágrimas resbalaban ahora por las mejillas de Elijah, quien estiraba su mano para acariciarla.

S-sabéis muy b-bien que eso no es ciert-to -la mano del vampiro que hasta hace un momento era blanca ahora empezaba a volverse grisácea, y sus venas empezaban a marcarse. La reina se alarmó negando repetidas veces tratando de usar su magia para detenerlo-. Vu-vuestra m-agia no surge efect-to. L-la estaca dej-jó una astilla.

Tal vez no sea muy tarde.

Él negó con la cabeza tratando de sonreír, tratando de quitar importancia mientras que lo grisáceo se extendía por su cuello lentamente.

No quiero que os lleven de mi lado, Elijah -dijo, arrepintiéndose de haber tentado a su madre días atrás. Su muerte pesaría en su conciencia por toda la eternidad.

La c-culpa no es vuestra. N-o os ator-rmenteís -ella no asintió ni tampoco negó pero acercó sus labios a los de él cuando el grisáceo estaba a punto de cubrir su cara, para luego escuchar sus últimas palabras-. Os quiero.

Yo también os quiero, Elijah -dijo, cuando sus ojos se cerraron para no volver a abrirse. En ese instante lloró como nunca antes lo había hecho y gritó tanto como sus pulmones le permitieron, dejando que esos orbes ámbares típicos de los licántropos aparecieran. Detrás suyo los aullidos llenaron toda la ciudad y el bosque. Su manada lloraba junto a ella al igual que los lobos salvajes que habitaban los alrededores.

Darkness   ☾  The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora