VI. THE UGLY TRUTH

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CHAPTER SIX | THE UGLY TRUTH

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CHAPTER SIX | THE UGLY TRUTH

Henri posó las dos tazas de café con leche sobre la mesa redonda, una en frente de su hermana y la otra en su lado mientras él se sentaba sonriendo y enseñando sus característicos hoyuelos que su gemela siempre había adorado, y que le daban un aspecto aún más dulce a su expresión. Charlene estiró su mano para agarrar la de él y posarla sobre la mesa, acariciándola y jugando con sus nudillos al mismo tiempo. Habían sido sólo cuestión de días pero la separación para ellos era desesperante siendo el pensar en el otro lo que los mantenía en pie, así había sido siempre desde que los dos hermanos tenían memoria, sin embargo, cuando ella murió aquella sensación se multiplicó por mil creando en el híbrido un vacío que ni siquiera su esposa Berth o sus hijos pudieron rellenar.

Todo ese tiempo era casi comparable con la disputa que tuvieron cuando Philippe falleció. Se habían separado en todo el sentido de su palabra. Charlene había exiliado a su hermano de la Corte asegurándose de que no pudiera volver, además, de cortar toda relación existente durante años hasta que en el entierro de otro de sus hermanos volvieron a verse cara a cara.

Tras ello, gracias a su tía Isabelle y por petición suya, pidió que la reina visitase la morada de su hermano porque había oído que uno de los hijos de su sobrino estaba muy enfermo, ya que sí el niño no sobrevivía, Henri iba a necesitar todo el apoyo que pudiese tener, un hombro en el que llorar y desahogarse, como en los viejos tiempos y la única que podría hacerlo era ella. Para suerte de todos el pequeño Robert había sobrevivido pero su situación había dado la posibilidad para que dos hermanos pudiesen volver a unir lazos, volver a ser lo que eran antes: una única persona. Sin embargo, el odio que ella sentía hacia la esposa de su gemelo nunca cambió perdurando hasta su último suspiro.

-Tendremos que darle las gracias a Elijah por esto - advirtió la bruja, dando un sorbo a su taza sonriendo divertidamente.

Henri chasqueó la lengua.

-Sabes que nunca lo haré -su hermana se rió en silencio ante el semblante serio del moreno.

-No a cambiado mucho, creo -opinó refiriéndose al honorable-. Aún mantiene ese toque que me gustaba de él -Henri bufó. El tema no era de su agrado pero Charlene lo miró pensando por unos instantes antes de lanzarle la pregunta-. Henri, ¿algún día planeabas contarme qué Elijah no había muerto? ¿Qué vivía aquí?

Sus orbes azules se volvieron inmediatamente tan oscuros como la noche al oír la pregunta que le formulaban. Su mano se separó del suave toque que le proporcionaba su hermana para jugar con sus propios dedos mientras ponía en orden sus pensamientos, bajo la presión de la oscura mirada de Charlene quien esperaba ansiosa una respuesta a su duda. En su interior comprendía las razones de su hermano, el porqué de su odio hacia Elijah y su familia, y porque quería protegerla de ellos tras lo que le habían hecho en el pasado.

Henri cerró sus ojos con la intención de que toda esa bruma por una simple cuestión desapareciera sin ser capaz de detenerlo, ya que aquello le hacía retroceder atrás situándolo frente al ataúd de su hermana a sabiendas que ese final era también en parte culpa suya. El remordimiento siempre le hizo preguntarse sí las cosas hubieran cambiado, o si tan solo habrían acabado de otra manera, si hubiese tenido la valentía de haberle contado la verdad cuando tuvo tiempo. Y ahora que la tenía en frente se tornaba a acobardarse en vez de plantarle toda la verdad que había ocultado desde aquel entonces.

Darkness   ☾  The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora