VIII. DEVIL'S PLAYGROUND

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CHAPTER EIGHT | DEVIL'S PLAYGROUND

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CHAPTER EIGHT | DEVIL'S PLAYGROUND

Charlene se despierta sobresaltada, sudando y con el corazón a punto de salirle del pecho recordando aún ese lúgubre sueño del cual tenía miedo. Pero no era un sueño, no. Sí fuese todo producto de su imaginación aquellos echos no serían tan claros y tan vividos, siendo simplemente incapaz de recordar con tanta facilidad lo que acababa de ver, por lo que aquello sólo significaba una cosa.

Ella era consciente de hasta donde podía llegar sus visiones pero aquello era solo el principio. Era cuestión de tiempo que volviese a soñar con lo mismo obteniendo otra pieza más para su puzzle que pudiera ayudar a resolverlo. Solía ser así pero Charlene nunca llegaba a descifrar el mensaje hasta que era demasiado tarde, por lo que esperaba que fuese lo que fuese no le afectase tan directamente como temía. Rezaba para que así fuese sacudiéndose la cabeza con la intención de despejar su mente volviendo a la realidad, percatándose de que la habían herido recientemente. La bruja no recordaba con claridad lo sucedido por lo que levantó rápidamente el bajo de la camiseta -que le extrañó llevar- buscando algún tipo de venda o rastro de lo que había sucedido, pero no había nada ni cicatriz ni marca. Empezó a divagar de lo realmente sucedido, se estaba formando una bola de indecisión en su cabeza con la que decidió acabar bajando hacia donde quedaba el ataúd de Klaus. A mitad de camino, entre las escaleras y la sala, le vino un recuerdo de ella arrastrándose por el suelo quedándose justo allí frente a sus ojos mirando a la nada tratando de pedir auxilio.

Charlene empezó a evocar todo lo que había sentido desde sentir su vida escaparse entre sus dedos hasta el miedo de volver a lo oscuro, la nada, la soledad. Sus piernas comenzaron a fallarle en ese instante y de no haber sido por Elijah se habría caído contra el frío pavimento. Este la agarró entre sus brazos manteniéndola de pie mientras le susurraba al oído, trayéndola poco a poco a la realidad.

Por unos instantes la bruja se vio a sí misma en un enorme jardín lleno de flores con un gran castillo detrás suyo mientras los brazos de alguien la atraían hasta que chocaba contra un pecho, que subía y bajaba frenéticamente. Sus ojos oscuros la miraban con calma y lujuria atravesando todas las barreras que ella había construido hasta llegar a su corazón, el cual no opuso oposición alguna hacia los sentimientos encontrados de ellos dos. En cuanto la bruja pestañeó esos orbes oscuros la seguían mirando, pero no como en su recuerdo algo que la puso melancólica al observar que Elijah no podía ver por lo que ella estaba pasando cuando estaban juntos.

El original la alzó soltándola únicamente cuando se aseguró de que la morena estaba mejor.

-Estás algo débil, deberías estar todavía en la cama- comentó, a pesar de que ella le quitaba importancia.

-Solo quería asegurarme de que no era un mal sueño -dijo refiriéndose a lo de la otra noche, mirando a la habitación donde se encontraba el ataúd y cuando volvió a mirar al vampiro observó como se tensaba-. Una pregunta, ¿quién me puso esta ropa? -señaló su vestimenta.

Darkness   ☾  The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora