La gente la había borrado de la historia, su papel fue puesto en un plano que la hacía invisible y simplemente fue conocida por ser la hija de un rey y hermana de otro. Tras una vida turbulenta y oscura que terminó en su muerte, Charlene es resucita...
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CHAPTER THREE | CHILDREN'S OF THE DARKNESS
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El secreto de una de las mayores dinastías se remontaba hasta la antigüedad, de donde alegan descender del rey Licaón, rey de Arcadia. Este fue un rey muy querido por su pueblo pero su obsesión por la religión lo llevó a realizar innumerables sacrificios humanos que llegaron hasta los oídos de Zeus, quien al enterarse sobre tal aberración decidió bajar a la Tierra. El rey enorgullecido ante tal llegada festejó un banquete en el que sirvió a una de sus víctimas, sin embargo, cuando el poderoso dios descubrió la verdad montó en una terrible cólera en la cual maldijo a Licaón a transformarse en lobo e incendió el palacio que había sido testigo de tanta crueldad. Pero las cosas no parecieron terminar con el rey.
Licaón, en su nueva forma, logró huir tan lejos como pudo, no obstante, no pasó mucho tiempo hasta que volvieron a llegar rumores sobre los actos criminales que sus hijos cometían haciendo que la gran deidad volviese a descender disfrazado, esta vez, de mendigo. Los príncipes tuvieron la osadía de asesinar a uno de sus hermanos para servir sus entrañas al huésped, pero después de que Zeus enfurecido descubriera el engaño los maldijo de la misma manera que a su padre, sin embargo, algunos llegaron a huir asentándose junto a su progenitor en el centro de la Francia actual.
Los sobrevivientes creyeron haberse librado de la ira del dios olímpico y que donde estuviesen este no podría castigarlos, por lo que volvieron a matar hasta que a la siguiente luna llena de sus asesinatos estos se transformaron en bestias entre terrible agonía. Caminaron por el bosque juntos hasta que el sol salió que fue cuando volvieron a su forma humana. Los príncipes pensaron que esa era la manera en que Zeus los castigaba cada vez que matasen, por lo que decidieron mutuamente abandonar sus crímenes pero durante las siguientes lunas llenas volvieron a pasar por el mismo ciclo, descubriendo que ese sería su castigo y que sus descendientes seguirían pagándolo por toda la eternidad.
Con el tiempo, los hermanos que restaban, se fueron separando y expandiendo por el continente, llegando al otro lado del océano, cada uno creando sus propias manadas. El hijo que había decidido permanecer en el territorio francés nombró a su manada como a su padre: Lycaon, para que la gente recordase que aquellos que pertenecían a su familia eran descendientes del famoso y amado rey de Arcadia. Poco a poco los miembros de su nueva familia fueron creciendo y algunos de sus hijos fueron creando más manadas, llegando a un momento en que se debía de encontrar un modo para distinguir a todas las manadas existentes. Con ayuda de las brujas los Lycaon fueron marcados en la muñeca derecha con la cabeza de un lobo aullando dentro de un triángulo, que simbolizaba lo divino y lo eterno, y en conjunto a los tres reinos con los que estaban en sincronía.
Los años se iba sucediendo y los hijos de la luna unieron lazos con los aquelarres, creando una manada aún más fuerte y poderosa en la cual los miembros ya no estaban conformados solo por lobos, sino también por brujas que servían al alfa con la misión de esclarecer su camino y guiarlos hacia la paz.
