I. RIEN N'EST SIMPLE

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CHAPTER ONE | RIEN N'EST SIMPLE

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Charlene cerró la puerta de la entrada donde se detuvo oliendo el aroma dulce que había en el ambiente de su salón. Era una mezcla rara de chocolate, canela y de otros ingredientes que no era capaz de distinguir pero que unidos parecían exquisitos al paladar; curiosa y al mismo tiempo eufórica por lo que le esperaba caminó deshaciéndose de sus tacones con la intención de no llamar la atención de su esposo, al cual no había informado de que aquel día iba a llegar más temprano de la reunión con Cassie y con la directora del museo. Se escondió detrás de la pared que separaba el salón del pasillo a visualizar, con precaución, al hombre que le daba la espalda volcando toda su paciencia en lo que fuera que tuviese en frente.

La morena se reía en silencio saliendo de su escondite pero sin llamar su atención, le gustaba verlo tan concentrado mientras se movía de un lado a otro, siguiendo el ritmo de la música que escuchaba, que con el tiempo ella aprendió a disfrutar.

Posó su bolsa junto con sus zapatos en el suelo con mucho cuidado y caminó en puntillas hacia el hombre con el cual hacía casi dos años que estaban juntos, sin dejar de lado que ese tiempo había sido el mejor de su vida donde se incluía su matrimonio y el nacimiento de su hija.

Sigilosa como un gato, se aproximó a su marido saltando sobre él cruzando sus brazos sobre su tronco, ya que llegaba con dificultad a su cuello. Su marido era alto para la estatura que ella tenía y encima era un tipo ancho, por lo que sus manos no llegaban bien a cruzarse encima de su abdomen. Poco sorprendido pero feliz por verla acercó sus labios depositando un suave beso, corto pero lleno de sentimientos hacia su esposa. El hombre dejó lo que fuera que estuviera haciendo para volverse completamente hacia la morena y cogerla entre sus brazos mientras seguían besándose.

Charlene Dumont nunca pensó que el tipo que conoció aquel día en el Louvre acabaría un año después siendo su marido. Nunca se imaginó que aquel hombre de ojos azules, de cabello rubio y que a primera vista parecía tímido, volviera al museo en los siguientes días recorriéndolo de arriba a bajo hasta encontrarla y poder pedirle una cita. Tenía que decir que pensaba que aquello iba a ser cosa de un solo encuentro, sin embargo, descubrió que disfrutaba de su compañía más de lo que pensaba. James Alexander Richards era lo que ella necesitaba en su vida, una persona alegre, seguro de sí mismo y sobre lo que deseaba conseguir, a parte de su lado divertido y travieso que ella desconoció durante un par de meses. No se arrepentía en absoluto por haberlo conocido porque sí eso llegase a pasar nunca podría haberle dado las gracias por el gran regalo que le dio hacía cinco meses: la pequeña Daphne.

-Pensaba que ibas a llegar más tarde- dijo su marido, entre beso y beso, sonriendo de oreja a oreja.

La morena se separó tan solo unos centímetros para mirarlo mientras sus narices rozaban.

Darkness   ☾  The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora