La gente la había borrado de la historia, su papel fue puesto en un plano que la hacía invisible y simplemente fue conocida por ser la hija de un rey y hermana de otro. Tras una vida turbulenta y oscura que terminó en su muerte, Charlene es resucita...
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CHAPTER TWO | OUR LEGACY
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Tras salir del cementerio Charlene no tenía idea a donde podía ir tan temprano por lo que decidió que era mejor quedarse por el centro mientras intentaba contactar con el número que su hermano le había dado y que se suponía que era de Davina. En el transcurso del día la llamó varias veces seguidas pero no contestaba a ninguna. Después, pasó a llamarla a cada hora. Aún así no se dio por rendida.
Durante el transcurso de las llamadas Charlene no había tenido remedio que pasar el resto del día merodeando por la ciudad haciendo tiempo hasta que la noche cayese para así encontrarse con Henri, ya que habían quedado al alrededor de las siete y media para ir a ver a la manada, aunque también esa era otra escusa para encontrarse con las oráculos y saber que le deparaba el futuro. La bruja no pudo olvidarse como todo había cambiado al rededor del mundo desde que lo había abandonado, era todo tan diferente y extraño a lo que recordaba de su época pero eso era lo que ocurría cuando la humanidad evolucionaba. A pesar de sus añoranzas sabía que el siglo XXI era mejor que vivir en el siglo XI donde todo se restringía a los hombres y a la cantidad de tierras, a su apellido y a sus hazañas.
A pesar de todo echaba de menos su época, su vida a la cual estaba más que acostumbrada pero todos sus mejores y peores recuerdos se encontraban en aquel remoto pasado que sabía que nunca recuperaría, su gente, sus amigos y sobre todo su familia la cual le ayudaron a cumplir su tarea más difícil, llevar el país y sobre todo protegerlo de los enemigos del exterior, ya que sobre ella reposaba una pesada corona, y no en su sentido metafórico.
Mientras la bruja pensaba en todo ello, podía apreciar al mismo tiempo como todo lo que rodeaba la ciudad acabó entrando en la noche, así como su población comenzaba a llenar las calles bien iluminadas; por un lado la música cambiaba su ritmo a uno más rápido y pegadizo que llegaba a instar a la gente a rodear a los músicos para verlos tocar aquellas melodías tan rítmicas, para al final lanzar unas cuantas monedas a sus sombreros volteados que se iban llenando rápidamente mientras que los artistas les agradecían con un gesto de cabeza. Por otro lado, los pintores más atrevidos salían a la calle para retratar el paisaje que surgía antes ellos vendiendo al mismo tiempo verdaderas obras de arte a los turistas que se quedaban impresionado con lo que tenían en manos y en frente de ellos. La bruja no se quedó atrás observando simplemente, se acercó a cada uno de ellos dejándoles buenas propinas y alabando a todos los artistas por sus increíbles trabajos, y es que Charlene se quedaba atónita con todo lo que sus sentidos podían sentir, llegando hasta el punto de lograr a embriagarla. Y por último, que era lo que más predominaba, la gente que entraba a los bares llenándolos hasta rebosar y en los cuales se podían escuchar desde fuera la música que hacía vibrar el suelo y las paredes. La fiesta siempre empezaba mal el sol se iba metiendo.
