Capítulo V

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Llego hasta mi habitación y me dirijo directo al closet para buscar una pijama en los cajones. Decido por unos pantalones deportivos enormes y una camisa de la fraternidad a la que pertenecí en Yale. Fui directo al baño para desmaquillarme y lavarme los dientes. Mi móvil comienza a sonar de manera insistente. Una desesperación me embarga y corro hacia la habitación con el cepillo aun en la boca veo el nombre de Michelle en grande y suspiro aliviada.

–¿Hola? –Contesto con trabajo por la espuma del dentífrico.

–¿Ya estas en casa? –Hago un sonido de afirmación, para hacerle saber que si escupo la espuma en el lavamanos–. Te vi muy emocionada con Bill.

–Solo platicamos, nada especial. –Recalco.

–Los vi abrazados –dice con voz burlona.

–No estábamos abrazados –Niego –Abriste una botella de Champagne y el corcho casi me da en la cabeza, solamente me hizo a un lado.

–Como sea. –Me da por mi lado.

–Me invitó a tomar un café –Dije rápidamente.

–¿Es enserio? –Pregunta en un grito–. Conociéndote, de seguro te negaste.

–Michelle, se me están cerrando los ojos por el sueño, ya estoy en casa y estoy bien. Y no me negué, acepté la invitación. Ya me iré a dormir.

–Pero...

Corto la llamada dejando a Michelle con las ganas de saber los detalles. Me voy a la cama alzando la sabana para poder entrar y acostarme. Me coloco en posición fetal y me llevo las manos a los ojos al recordar el contacto de los labios de Bill por mi mejilla pero siento tan cansada que me duermo casi al instante.

El domingo parece ser un día como cualquier otro. Después de hablar con los proveedores que llegaran mañana a Farmer's comienzo a poner en orden todos los pedidos de compra para el día siguiente. Tomo el libro el cual esta en mi mesa de noche y me paso toda la tarde leyendo. Mi estomago rechina pidiendo alimento, voy a la cocina sin ánimos de hacer nada laborioso, así que termino comiendo dos panes con queso y un poco de jugo. Todo en el día ha parecido tranquilo. Pero un pequeño detalle me ha mantenido inquieta. No me he despegado del teléfono todo el día esperando a que Bill llame. Me enojo conmigo misma al darle tanta importancia al hecho pero mi intranquilidad me frustra de tal manera que me siento ridícula. Tomo los recibos de los últimos meses y todo lo que he avanzado en el negocio me hace preguntarme si será parecido a la empresa de papá.

Mi cabeza esta confundida y tomo el teléfono para llamarle al abogado. Necesito familiarizarme con el mercado.

–¿Leah? –El abogado muestra sorpresa ante mi llamada.

–Buenas tardes, Morgan –Me llevo las manos a la cabeza–. Seré directa contigo ¿Por qué no me informaste a cerca de los problemas de la empresa? –Claramente puedo escuchar el sonido de un suspiro del otro lado de la línea.

–No sabía a quien recurrir y no sabía como lo tomarías, así que decidí informarle a Layla del asunto.

–Lo entiendo –Digo de manera de disculpa–. Necesito toda la información del sujeto que le está robando a mi empresa y también todos los informes de los movimientos administrativos. Mañana mismo si es posible.

–¿Quieres que le informe a tu madre de esto? No va a ser sencillo sacarlos sin su autorización. –Me froto las sienes con los dedos.

–No. No lo harás. Arréglatelas para conseguirlo, así como lo hiciste para informarle a mi hermana.

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