Ese de notas

Nuestro.

Lo veo cargando las cajas de un lado para otro mientras yo estoy sentada en el mueble de nuestro apartamento.

¡Nuestro! Perdón, es que no lo supero. 

Es muy bonito y acogedor, me gusta. Tiene una pequeña cocina, pero para ser solo dos está perfecta, una pequeña sala de estar, un baño con ducha y bañera (lo cual me encanta), y una sola habitación, en la cual ya habíamos instalado los dos escritorios, uno en una esquina y el otro en la otra, en el medio de ambos se econtraba un balcón que nos daba una hermosa vista de la ciudad. El apartamento tenía ya los muebles integrados, así que la cama era estilo matrimonial, lo bastante grande para ambos aunque iba a sobrar espacio ya que quería estar lo más pegada a ti posible. 

—¿Cariño?—me llamó y subí la mirada para ponerle atención—¿Dónde quieres que ponga ésta?—preguntó inclinando levemente la cabeza hacia la caja que tenía en manos.

Estaba vestido con un suéter negro de cuello v, el cual se le pegaba mostrando su gran cuerpo, y un jean oscuro junto a sus converses. El sudor hacia que brillara y no se veía nada mal. Me perdí admirando su cuerpo. 

—¿Amor?—volvió a decir, haciéndome salir de mi trance. 

—Eh...—reí nerviosa mientras me sonrojaba—Ahí.—señalé un pequeño espacio que había en la sala.

Escuché su risa. ¡Se había dado cuenta de que lo estaba mirando!

Y pensar que debo dormir con él. Dios. 

Respira profundo, Leah. 

Mejor iré a tomar una ducha fría...