Ese de notas

Juntos pero no juntos.

A pesar de que estamos intentándolo nuevamente, debo admitir que no es lo mismo. Hemos comentado algo sobre ello y estamos de acuerdo con que en verdad no está funcionado.

Supongo que lo que se tuvo una vez no lo vuelves a tener igual.

Así que aquí estamos, uno en cada lado de la cama, yo miraba tu espalda sin decir nada. Todo se volvió una monotonía, ya nada era igual.

—¿Y ahora?—escuché su voz.

—No lo sé.—dije luego de suspirar.

Un silencio nos invadió y nadie se atrevió a romperlo por varios minutos.

—Supongo que tuvimos nuestro tiempo, ya nada es igual.—se volteó hacia mí—No quiero que te sientas mal porque esto no funcionó.—me sonrió levemente mientras acariciaba mi rostro—Quiero que sepas que te amé como nunca he amado a nadie y siempre serás mi primer amor, pero he aprendido mucho de ti y entendí que la madurez toca a tu puerta cuando más la necesitas. Sí, intentamos que esto funcionara una vez más porque nos amábamos pero no nos dimos cuenta de que ese amor estaba reducido y quedaba muy poco pero sabemos que no está funcionando y...

—Y hay que continuar.—concluí.

En verdad no me sentía mal, lo veíamos venir. Se podría decir que lo esperábamos pero decidimos ver qué ocurría si lo intentábamos nuevamente. Ya vimos que no funcionó y ambos estamos bien con ello.

—Yo también te amé como a nadie, Caleb.—dije luego de unos segundos—Te quiero un montón y estoy segura de que eso no va a cambiar.

—Lo sé, pequeña.—me acercó a él de modo que mi cabeza reposara en su pecho—Yo también te quiero muchísimo.

Él bajó su cabeza y yo lo miré a los ojos, lentamente acercamos nuestros labios para unirlos. No fue un beso por amor de parejas, si no una promesa de estar juntos a pesar de no estarlo.

—¿Juntos?—pregunté sonriendo levemente.

—Para toda la vida, peque.—me abrazó.

Ay, los misterios de la vida...

Ya no tenía pareja pero sí el mejor amigo de todos.