La alarma suena, despertándome de golpe. Mamá se levanta de su cama, toma unas cuantas cosas del armario y sale de la habitación. Doy vuelta sobre la cama, viendo el reloj que marca las seis de la mañana. Mi primera mañana en Quincy y así es como despierto. Pero no hay nada que pueda hacer. Después de que Haley dejase a Adam, tres años atrás mi habitación había pasado a ser la de mi sobrina Hadley, así que en los veranos yo debía compartir la habitación con mamá. Después de todo, la casa solo tiene tres habitaciones.
Incapaz de recobrar el sueño, me levanto de la cama. Mis maletas aun están hechas así que no me molesto en buscar algo más que usar. Mamá está en el único baño de la casa por lo que debo ir hasta la cocina para cepillarme los dientes. La casa es de una sola planta, y pequeña, por lo que moverse por ella no es ningún problema. Oigo la puerta del baño abrirse y volverse a cerrar desde la cocina. Apuesto a que Hadley es quien ocupa el baño ahora. Debe estar lista al mismo tiempo que mamá si no quiere tomar el transporte público al trabajo.
Modesta casa, un solo auto. No hay mucho que una asistente contable, sin un verdadero titulo pueda hacer. Mucho menos si tenía a dos niñas pequeñas que mantener. A mi parecer Miranda Grimmie es una mujer estupenda, aunque ella se empeñe en decir que no lo es al no poder brindarnos una mejor vida.
—Buenos días —musita mamá entrando en la cocina.
Parece que la hubiese invocado con el pensamiento. Su cabello oscuro está húmedo gracias a su ducha y lleva un entallado traje gris. Aunque tiene cuarenta años, se mantiene en forma.
—Hola mamá ¿Café? —pregunto mostrándole su tasa predilecta.
—Por favor —acepta tomándola—. Lamento despertarte temprano, debes estar cansada
—No lo suficiente para no hacer el desayuno —replico tomando los huevos de la alacena—. Además, estaré buscando un empleo hoy así que me habría levantado temprano de igual forma
—¿Cómo que un empleo? ¿Quien se hará cargo de Hadley?
Me volteo hacia Haley, quien me mira con puntiagudos ojos café, la misma mirada que me daba cuando no quería cubrirla años atrás.
—Hasta donde sé, Hadley tiene un padre completamente capacitado para cuidarla
Contrario a lo que creí en un principio, Adam realmente ha sido un buen padre para Hadley. Aunque Haley nunca lo admitiera gracias a su orgullo herido al ser dejada por Adam, era la verdad.
—Adam y yo estamos peleados, no pienso pedirle que cuide a Hadley. Contaba contigo para ello
En arco mis cejas.
—¿Contabas conmigo? —pregunto con incredulidad—. ¿Si quiera me lo preguntaste? ¿Acaso no se te pasó por la mente que yo tendría otras cosas que hacer?
Esta es una de las cosas que más odio de Haley. Siempre dispone del tiempo de los demás como si fuera su tiempo del que se habla. Durante años lo toleré pero ya no más.
—Conseguiré un trabajo y pasaré tanto tiempo con Hadley como sea posible, pero no me haré cargo de ella como si fuera mi hija teniendo padres competentes para ello
Haley me mira molesta unos segundos antes de voltearse y caminar de nuevo a su habitación, cerrándola de un portazo.
—A veces no creo que tenga veintitrés años. Se sigue comportando como una adolescente de dieciséis —mamá suspira antes de darle un sorbo a su café—. Hablaré con la vecina para ver si su hija puede cuidar a Hadley

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Something Stupid
RomanceChristina Grimmie siempre tuvo una regla básica durante toda su adolescencia: cero chicos. Y no porque no le gustasen, era porque tenía pánico a terminar como su madre: madre soltera a los diecinueve, y no de una, sino de dos niñas que nunca conocie...