—Hola Adam —saludo cuando entro a la tienda.
Él levanta la vista y asiente con la cabeza hacia mí sin mucho animo.
—¿Todo va bien? —pregunto confundida.
—Dímelo tú
Mi ceño se frunce.
—¿Qué significa eso?
—Podría preguntar lo mismo, teniendo en cuenta que ayer me dejaste hablando solo en la sala de tu casa
Hago una mueca.
—Adam, no creo que sea el momento...
—¿Y cuando lo será, Christina? Porque cuando no estás aquí, conmigo, estás con él
Me acerco lentamente a él.
—Sigo sin entender porque le detestas tanto
Adam niega con la cabeza, riendo irónicamente.
—Eres muy lista, sin embargo, no te das cuenta de las cosas importantes
Me da la espalda para dirigirse al depósito.
—Oye, espera...
Tiro de su brazo en mi contra, lo que hace que se gire hacia mí y con el mismo movimiento me hace retroceder un par de pasos hasta que estoy contra la pared.
—¿Qué, Christina? —pregunta Adam, muy cerca de mí.
De nuevo mi corazón late desbocado en mi pecho, con tanta fuerza que temo que Adam pueda sentirlo, pues su pecho está presionando el mío.
—¿Qué...? —trago saliva—. ¿Qué es eso de lo que no me doy cuenta?
Adam sonríe antes de besarme en la frente. Sus manos acarician mi cadera y su aliento cálido acaricia mi piel. Cierro mis ojos, intentando controlar el estremecimiento de mi cuerpo, pero es imposible.
¿Por qué él continúa afectándome de esta forma?
—¿Por qué tiemblas? —pregunta en un susurro.
Abro mis ojos.
—¿Estoy temblando?
Adam sujeta mi mentón y me hace mirarlo.
—¿Te pongo nerviosa?
Hay una sonrisa burlona en su rostro, y esto me hace enfurecer.
—No, no estoy nerviosa. Dime de una buena vez de qué no me doy cuenta
Adam se aleja de mi cuerpo, pero solo un poco.
—Tendrás que descubrirlo por ti misma
—¡¿Adam?! —llama una voz femenina en la entrada, interrumpiendo mi protesta hacia Adam.
—Llegó temprano —susurra Adam antes de alejarse de mí y dejarme sola en el depósito.
Me quedo allí unos segundos, calmando mi respiración antes de salir tras él. Y lo hago justo en el momento en el que Adam está abrazando a una chica de cabello cobrizo con mucha familiaridad.
—Adam muñeco, pero que guapo estás —exclama ella acariciando su rostro y su pecho con admiración.
Él se deja tocar sin parecer incomodo, lo que me hace confundirme mucho. ¿Aceptará Haley que Adam tenga esa clase de amistades?
—¿Guapo yo?, ¿Qué hay de ti? —exclama Adam antes de hacer que ella de una vuelta frente a él y vuelva a abrazarla con cariño.
Esto me confunde mucho, pues el Adam que conozco no suele ser tan cariñoso con personas que no tengan una relación cercana con él. A veces ni solía serlo con Haley. Entonces, ¿Quién es ella?
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Something Stupid
RomanceChristina Grimmie siempre tuvo una regla básica durante toda su adolescencia: cero chicos. Y no porque no le gustasen, era porque tenía pánico a terminar como su madre: madre soltera a los diecinueve, y no de una, sino de dos niñas que nunca conocie...