Capitulo III

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    Llevo casi dos semanas trabajando para Adam y la verdad es que todo ha ido de maravilla. La tienda tiene muchas más ventas de lo que yo habría imaginado, y lo que pensé sería un aburrido empleo terminó siendo más divertido de lo que esperaba. Los clientes —en su mayoría adolescentes— tenían una extraña manera de "coquetear" conmigo, y puedo jurar que las chicas que iban solo iban a ver a Adam. No las culpaba, a su edad yo tenía el mismo enamoramiento por ellas.

—¿Y a donde piensas llevarme a cenar? —pregunto divertida al pequeño rubio frente a mí.

Le calculo unos quince años, teniendo en cuenta su extraña voz y lo delgado que era.

—¿Te gusta la pizza? —pregunta guiñándome un ojo.

—La verdad me encanta —le devuelvo el CD de Bruno Mars—. Son 8 dólares...

—Jordan

—Jordan —repito sonriendo y recibiendo su dinero.

—¿Y para cuando la cita? —insiste tomando el cambio.

—Bájate de esa nube galán —exclama Adam colocándose a mi lado y rodeando mis hombros con su brazo—, ella ya tiene quien la lleve a comer pizza

—Adam —replico cruzándome de brazos.

El chico abre mucho los ojos y tras un asentimiento de cabeza se marcha con las mejillas rojas.

Le doy un golpe con mi cadera a Adam para quitármelo de encima y tomo los CD's que algunas personas antes decidieron no llevar en caja para devolverlos a sus estantes.

—Eso fue realmente innecesario

—¿Qué? No puedes culparme por sacarte de un apuro —explica caminando detrás de mí—. ¿Viste su cara? No te iba a dejar en paz hasta llevarte a comer pizza

—Por favor Adam, que excusa más patética —tomo el primer CD y lo dejo en su lugar—. Sé defenderme sola

—Por supuesto, no dudo de eso —él continua siguiéndome.

—Además fue tu idea lo de coquetear con los clientes

—Coquetear, no aceptar ir a citas —aclara.

Blanqueo los ojos y me doy vuelta haciendo que por poco choque conmigo.

—Tenía quince años. Creo que sé como decirle que no a un chico de quince años

—Me pareció que estaba convenciéndote, por eso intervine —musita acercándose mucho más a mí.

—Seguro, porque me encanta salir con chicos menores que yo —ironizo alejándome y siguiendo con el trabajo.

—¿Y qué tipo de hombres no te encantan? Porque si te encantan los chicos, debes detestar a los hombres

No puedo evitar sonreír, aunque para mi suerte, él no está viéndome.

—Definitivamente odio a los hombres seguros de sí mismos —explico siguiéndole la corriente—, ya sabes. Los que saben lo que quieren y van a por ello

Lo miro sobre mi hombro y lo encuentro sonriendo.

—Todas las mujeres odian ese tipo de hombre Chris, dime algo nuevo —dice aun sonriendo.

—Supongo que la clase de hombre con sentido del humor, divertidos y originales —finjo tener asco—. ¿Quién quiere un hombre que se divierta cuando un tipo totalmente amargado es lo mejor?

Something StupidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora