—¿Es tan malo como lo imaginaste? —pregunta Brett.
Suspiro, cambiando mi teléfono a mi oído izquierdo.
—No del todo. Mamá sigue pensando que saldré embarazada o algo así
—Es un poco paranoica con eso, ¿no?
—Dado su historial y el de mi hermana, no la culpo
—Pero es distinto —replica él—. Creo que eres una mujer bastante responsable con tu vida sexual, de lo contrario no me habrías pedido que usara condón
Siento que me ruborizo un poco al escucharlo decir eso. Afortunadamente la oscuridad del exterior impide que cualquier vecino que decida salir a dar un paseo por el vecindario lo note.
—No es un tema que me agrade discutir con mi madre. Ella tendrá que confiar en que hago lo correcto
—Hablando de eso... ¿un control de natalidad estaría bien para ti? —pregunta en voz baja.
Mis cejas se alzan.
—¿Realmente estás pidiéndome eso?
Al otro lado de la línea, escucho una risa nerviosa.
—Sé que es un poco apresurado pero no creo que tu madre esté feliz si embarazo a su hija por un descuido mío
—No creo que te permitiría tener un descuido con respecto a eso —puntualizo.
—Es mejor prevenir que lamentar, ¿no crees?
Cierro los ojos, un poco frustrada ante su insinuación. ¿Acaso no confía en tener el suficiente uso de razón común para ponerse un condón?
—¿Sigues ahí, preciosa?
Abro los ojos al escuchar su voz.
—Si, claro —respondo rápidamente.
—Por lo menos dime que lo pensarás ¿de acuerdo?
—De acuerdo —concedo.
—Creo que es hora de colgar, mañana es un día laborable
Golpe de la realidad. Mañana tendría que ver a Adam luego de esa confusa despedida del viernes.
—Cierto. El trabajo —musito con desdén.
—Sabes que puedo intentar conseguirte un empleo en el museo local ¿verdad?. Si no te agrada el actual
—¿Intentarás conseguirme un empleo también? —pregunto incrédula.
Esta conversación no se asemeja para nada a ninguna de las conversaciones que tuvimos en el fin de semana, o a las que no tuvimos por estar ocupados en otros asuntos. Se siente como si intentara controlarme en mi vida sexual y laboral.
—Christina...
—Lo siento —gesticulo rápidamente—. Me distraje
—Sí, pude notarlo —dice sin un ápice de emoción—. Creo que será mejor hablar de esto mañana, de todas formas pensaba contártelo en la cena
—¿Cuál cena?
—La que te tengo preparada —susurra seductoramente—. Pasaré por ti en el trabajo
—No creo que sea...
—Por favor, no me hagas esperar de nuevo como la primera vez —me interrumpe—. Y me gusta que me vean de la mano de una mujer bonita justamente en el centro de la ciudad

ESTÁS LEYENDO
Something Stupid
RomansaChristina Grimmie siempre tuvo una regla básica durante toda su adolescencia: cero chicos. Y no porque no le gustasen, era porque tenía pánico a terminar como su madre: madre soltera a los diecinueve, y no de una, sino de dos niñas que nunca conocie...