Hasta que sólo me quedaste... Tú. (Jb y tú)

6.

14 Marzo 2013.

Llegó; el día tan esperado era hoy. Desde aquel día me hice superfan de Justin y le seguía a todas partes... Hasta hoy. Believe Tour pasaba por mi ciudad y estaba realmente nerviosa.
Hace dos meses estaba en la puerta de la Fnac junto a mi inseparable prima Alba para comprar los Meet and Greets de las dos y tuvimos suerte, muchisima suerte de poder conseguir aquel trozo de papel, que costaba 400€. Para algunos no significaría nada, pero ese papel certificaba que iba a conocer a mi ídolo, abrazarlo y tener una foto juntos. Sería en un minuto apenas, pero ese minuto me bastaría para estar feliz durante toda la vida.
Sonaba exagerado, pero lo necesitaba, y ahora era una de las pocas afortunadas de conseguir mi sueño, mi único propósito hasta ahora.

9:00 a.m
No había asistido a clase hoy, ya que a las 4 tenía que estar en la puerta haciendo cola para entrar a la zona "vip". Desayuné, me di una ducha de hora y media y me puse a pensar en qué ropa me iría a poner para estar perfecta, no podía salir nada mal. Era mi día y lo iba a disfrutar como nunca; me decanté por unos vaqueros negros ajustados, con una camiseta holgada en la que ponía Never say Never en colores llamativos y unas vans. Me ricé el pelo, eché laca en él y perfilé una raya perfecta en mi párpado con un poco de sombra y rímel.
No comí apenas, tenía el estomago revuelto de los nervios y salí corriendo al coche, donde me esperaban mis padres para irnos al centro.
La media hora de camino se me hizo eterna, buf quería verle YA.
A lo lejos vi que se encontraba mi prima ya haciendo cola, y se diferenciaba que era ella ya que vestía una gorra morada con una sudadera negra que ponía Believe en amarillo chillón.

-¡¡________, correeeeeee!!

Empecé a correr como una loca hasta llegar a ella.

-Ya estoy aquí, ¿qué pasa?- dije fatigada.

-Que ya van a abrir las puertas.

-¿Si no?!?!

-Siiii, venga coge tu entrada que nos van a llamar de las primeras.

Saqué el pase y me lo colgué al cuello. Al llegar a la puerta había un guardia de seguridad verificando los pases para ver que eran verdaderos; cuando era mi turno me entró de todo ¿y si me habían timado? ¿y si no me dejaban pasar después de todo?
Al ver la luz verde, todas mis dudas se dispersaron: podía pasar.

Todavía quedaba cerca de una hora para que pudieramos ver a Justin, y nos habían acomodado en una sala acogedora, con los productos que iban a vender de Justin acabado el concierto, pero que nosotros teníamos gratis. Un lujo todo; más que lujo, un sueño a punto de hacerse realidad.