Interludio

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Sus ojos grises se llenaron de lágrimas al ver la escena que se levantaba ante sus ojos. ¿Por qué tenía que ser él? El rostro de su pequeño hermano se veía desmejorado, pálido, con ojeras y con los labios lastimados. Parecía mentira que aquel chico hacía unas semanas atrás se encontraba lleno de vida.

—No es tu culpa— la voz de su mentor lo sacó de su escrutinio.

—Fallé con mi designio, ¿no es obvio que se me está castigando?

El hombre que lo acompañaba soltó un suspiró.

—El creador no castiga.

Quiso rodar los ojos, pero simplemente se limitó a mirarlo con toda la rabia que sentía en esos momentos. Era por su culpa por la que su hermano se encontraba ahí.

—Dime entonces, ¿por qué?

—A veces no está en nuestras manos. Su destino es terminar así.

—¿Cómo quieren que salve al resto si no puedo salvar a los míos?— preguntó con dolor—. ¿Cómo puedo querer unirme en su lucha cuando ustedes no se unen a la mía?

—El amor lo puede todo, Axel.

El chico le miró con enojo.

—En estos momentos el amor sólo parece una condena.

Su mentor lo miró con preocupación, pero no dijo nada para refutarle. Ambos se quedaron en silencio, observando como una vida más luchaba contra una temible enfermedad. Axel hubiera deseado que le aseguraran que todo iba a estar bien para su hermano, pero el silencio sólo hizo acrecentar su enojo. De pronto no le pareció tan mala idea ayudar a aquellos que sólo le pedían información. Todo sería por el bien de su hermano.




Mal'akh: GÉNESISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora