8.

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Emily:

Golpee tres veces la puerta del apartamento que compartían Renaldi y Evans. Cuando la puerta se abrió entre de prisa y susurre una maldición sin razón alguna frotándome la frente. Mire a Jared, efectivamente estaba preocupado y no era para menos. Su rostro estaba pálido -más de lo habitual-, sus manos temblaban ligeramente mientras pasaba una de ella entre sus castaños rizos, caminaba sin dirección como si no notara mi presencia en la habitación.

¿Se supone que debo decirle que Daniel estuvo en la mañana conmigo? Obviamente debía porque esto no se trataba de nosotros, ni de como carajos me siento al respecto, se trata que no sabemos dónde pueda estar y esto es preocupante. Jared tenía razón en una cosa, Daniel no desaparece así de la nada.

─Jared ─llame su atención, pero parecía estar en su propio mundo─ ¡Jared! ─me miró fijamente mordiendo la yema de su pulgar. Alzo las cejas─. Él estuvo conmigo en la madrugada ─masculle.

─Que información tan insignificante se te olvido contarme, Emily ─me respondió, sarcástico.

─Cuando me llamaste ya habían pasado por lo menos tres horas desde la última vez que lo vi. No te lo dije porque mi madre estaba en la habitación ─argumente.

─Eso significa que si puede estar allí, él siempre iba allí...

─ ¿Dónde? ¿De qué hablas? ─exalte, curiosa.

Rodo los ojos y negó ligeramente ─ ¿Por qué él estaba contigo? ¿Te dijo algo en especial? ¿Algo, como una pista?

Mire el ventanal de la sala de estar, pensando si algo de lo que me había dicho podría ser un indicio. Trate de recordar, pero entre tanto, lo único que hicimos discutir y tener un momento íntimo, a Jared eso no le importaba.

─Él nunca dijo nada, solo articulo un par de palabras y luego le dije que se fuera, lo hizo como puedes deducir ─mentí mantenido mi cara de póker mientras cruzaba los brazos.

La información que Renaldi necesitaba, no la tenía a mi alcance.

─No puedo llevarte, el me mataría ─hablo con inseguridad─. Emily quédate aquí y no hagas ninguna estupidez.

Abrí los ojos, sorprendida ─ ¡¿Qué?! ¡No, no, no, espera! ¿Cómo que no me llevaras? Estoy igualmente preocupada, me importa una mierda si se enoja, él puede estar mal... y-yo lo puedo sentir, llévame... ─alargue la última palabra y lleve una de mis manos a mi pecho.

─Emily, no puedo... deja de hacer esto porque aunque no lo quieras aceptar, él se fue por ti ─me miro con intensidad y casi podía sentir como si sus ojos perforar pequeños agujeros en mi cuerpo. Sacudí la cabeza y acune una de sus manos con ambas.

─Llévame con él.

─ ¿Qué parte de "no puedo" no entiendes? ─respiro profundo.

─ ¿Y qué parte de él "me necesita" tu no entiendes? ─apreté los dientes.

Soltó bruscamente nuestro agarre y se dirigió a su habitación, volvió instantes después con un suéter azul en su mano, cogió las llaves del apartamento -supongo- y las guardo en sus pantalones. Posteriormente abrió la puerta y con un simple movimiento de cabeza me indico que lo siguiera, lo hice sin decir nada. El ascensor estaba fuera de servicio por tanto tuvimos que bajar la escaleras, Jared descendía por aquellos peldaños ágilmente de dos en dos. Trate de seguir su paso, pero me fue imposible. Tarde un tiempo más en encontrarme con él en el parqueadero del edificio.

─Tienes razón, tal vez él te necesite a ti más que a mí ahora.

Minutos después estábamos en el auto, yo conducía tratando de esquivar todo el tráfico, aunque me pase uno que otro semáforo en rojo. Rinaldi me indicaba que dirección tomar a medida que recordaba la ubicación exacta del lugar.

WhispersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora