6.

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Daniel:

He ahí el dilema; ¿Por qué entre a hurtadillas a su habitación cuando debería estar durmiendo felizmente, bueno no tan feliz, pero en casa, en mi casa? Sinceramente no puedo estar derrochando alegría cuando hace unas horas he despedido a un gran amigo, como lo fue Caleb.

Parpadeó varias veces acostumbrándome a su pequeña sombra entre la oscuridad que invade la habitación, se siento cubriéndose hasta el cuello con el edredón como si necesitara de este para protegerse de mí.

No lo hagas.

Suspiro, derrotado.

─Daniel ¿Por qué estás aquí? ─susurro ella cálidamente mientras se removía en su lugar.

─Y-yo... la verdad no tengo argumentos razonables... ─estire mi mano quitando el edredón de su cuerpo, tomo su mano izquierda y la entrelazo con la mía brindándole el apoyo que sé que necesitaba y no permite recibir por temor a que sintieran lastima por ella─, estas muy fría, Emily ¿estás bien?

Sus manos nunca estuvieron tan frías, algo estaba mal en ella. No respondió solo esquivo su mirada hacia la ventana, apreté suave su mano pero aun así tampoco me miro como tenía previsto que sucediera.

─Emily, mírame. ¿Quieres que me vaya? ─deduje─, solo tienes que pronunciar un simple "si" y me iré, necesito que me hables, sé que soy una mierda pero no me castigues con tu silencio ─esta vez conecto su mirada con la mía, estaba cansada y era evidente por la expresión de sus ojos.

─Lo que está bien y lo que realmente quieres nunca van de la mano ─espeto aclarándose la garganta, trato de soltar nuestro agarre pero lo impedí apretando un poco─. Si deseo seguir lo que está bien te estaría diciendo que te fueras y nunca volvieras, pero no puedo y lo sabes, por eso lo usas a tu favor. En cambio si hago lo que quiero, estarías tumbado a mi lado diciéndome que todo estará bien, porque Daniel, eso es lo que necesito. Quisiera hablar de cuan mal estoy por tu culpa sin embargo he pasado por cosas peores. No sientas lastima por mí, no la quiero.

─ ¿A qué te refieres con "cosas peores"?

─Yo empecé una nueva vida el día en que te conocí. Todos tenemos un pasado, unos peores que otro sin embargo es nuestro, nos pertenece y nadie se puede olvidarse o deshacerse de él, el secreto para sobrevivir a ello es aprender a no dejar que este obstruya con el presente. Caleb cumplió con su promesa y se llevó el mío hasta la muerte.

Reí ingenuamente ─ ¿Qué clase de secretos podrías tener? Apesto a que es algo como que reprobaste alguna asignatura o te encontraron manoseándote con algún exnovio en el baño de la secundaria ─negué con la cabeza, riendo.

Estaba creando una tormenta en un vaso de agua, es decir, ¿Una chica tan dulce y cariñosa, que podría haber hecho? Exacto.

─Me estas subestimando, existe una razón del por qué Caleb y yo somos tan unidos y no es precisamente la hermandad, son cosas mucho peores que me incriminan como principal responsable.

Fruncí el entrecejo, confundido. Si no la conociera y me hablara de ese modo pensaría que ha asesinado a alguien y Caleb ha sido participe de ello de alguna manera, bueno puede que esté siendo extremista pero es lo que sus palabras incitan a pensar.

Hay algo en sus palabras que me hacen dudar si en verdad la conozco.

─Estás hablando como si hubieras cometido alguna clase de crimen, por Dios ─hable poniendo los ojos en blanco.

─Aún no estoy preparada para hablar sobre mi pasado con nadie como tampoco lo estoy para que hablemos del tuyo. No sabes cuánto duele hablar contigo y pensar lo estúpida al creer que eras diferente. Sabía que eras un Don Juan en todo el sentido de la palabra más nunca pensé que lo seguías siendo aun estando conmigo. ¿Cuántas veces te burlaste de mí, Daniel?, ¿Era muy gracioso que pensara que estabas con tus padres mientras estabas con otras, era emocionante pensar que cuando regresaras estaría para ti cegada por los sentimientos? ─mordió su labios inferior seguramente para reprimir el llanto─, ¿A que realmente viniste? Sé que hay un propósito oculto, dime cual es. Deja a un lado las mentiras por una vez y háblame con la verdad, ya que todo ha terminado puedes confesarme todo y mostrarte quien en realidad eres.

Pase mi mano libre por la parte posterior de mi cuello, hice una mueca tratando de sonreír ─Una parte de mi tenía la esperanza de que dijeras que buscaríamos la manera de afrontar esto ─hice una pausa─, juntos. Por otra parte temía a que dijeras "terminado", está pasando de cualquier modo espere que no estuviera sucediendo en realidad. Antes de que tal vez empieces a discutir quisiera saber sobre esa pesadilla que acabas de tener, he estado aquí como por una hora y lo único que balbuceabas eras que no lo hiciera. ¿Qué no debo hacer exactamente?

─No tiene importancia.

─Has llorado ¿y no tiene importancia? Para mí sí la tiene. Estoy hablando con la verdad espero que hagas lo mismo.

─He dicho que no tiene mayor importancia, es una pesadilla tonta.

─Emily, por favor. Entre sueños susurraste que me amabas ¿aún me amas, verdad? Me refiero a que después de todo... ¿sientes algo al verme más que odio?

Se puso de pie y se dirigió a la ventana, la abrió y la señalo antes de decir: ─Vete, ahora.

─No me iré, hasta que me des una respuesta.

─Entonces te puedes quedar ahí aunque tal vez te canses de pie porque no responderé.

Apreté los puños cerca de mis costados, ella sabe cómo sacarme de mis casillas. Suspire tratando de relajarme, me acerque a ella caminando con sigilo. Acune su rostro con ambas manos, su respiración ya se escuchaba más pesada que hace unos instantes, sonreí comprobando que aún tengo ese efecto en ella. Trato de alejarse de mí, pero antes de poder perder tiempo envolví mis brazos alrededor de sus hombros apoyando mi mentón sobre su cabeza. Aunque pensé que haría todo lo posible por zafarse, no lo hizo al contrario su cuerpo se relajó y dejo que su cabeza se apoyara contra mi pecho, como muchas veces antes lo había hecho.

─Respóndeme y me iré.

─No puedo perder el amor que tarde meses en cultivar en tan solo unos días, ¿eso responde a tu pregunta? ─bese su cabeza ocultando una sonrisa─, aunque ─eso ya no me gusto─ en mi sueño...

La interrumpí ─Pesadilla.

─Si, bueno, en mi pesadilla me dijiste que no te amara.

─Yo nunca te diría que no amaras, jamás. Emily ─llame su atención sabiendo que era el momento indicado para tener una respuesta a esa pregunta que no dejaba de mortificarme─ ¿Por qué fuiste a una discoteca? ─susurre tratando de sonar calmado.

Sus músculos se tensaron y sentí como suspiraba. Me miro mientras mordía el interior de su mejilla, sus ojos reflejaban furia y dolor por alguna extraña razón ─Bonita forma de arruinar el momento, por un momento me tuviste comiendo de tu mano ¡Ah, Emily eres una estúpida! Ya sé lo que piensas así que no vengas de inocente. Ya veo cual era tu propósito...

─Necesito que lo aclares, no quiero pensarlo quiero que me lo digas. ¿Cómo tú te sentirías si yo me hubiera cogido a una chica esa noche? Estarías más que furiosa y dejarías nunca de reprochármelo en cambio yo no estoy armando un numerito al contario solo quiero que me digas.

Rodo los ojos y paso una mano por su rostro ─ ¿Por qué te molesta si no hice nada malo?

─Porque en realidad no sé nada más que estabas allí con Paolo ─apreté los dientes al pronunciar su nombre.

─Ya no tienes derecho.

Pasaron varios minutos sin embargo parecieron horas, comprendí que no tendría una respuesta de su parte y en ese momento opte por irme, debía salir de aquí. Me senté con las piernas colgando fuera de su habitación, gire para verla antes de saltar.

Agacho la cabeza al notar mi mirada Irse sin decir adiós, es irse enserio.

Emily, yo jamás me iría sin ti.

─Despedirse sin decir adiós no es verdad una despedida, es una pausa ─dije antes de fijar mi mirada en el césped del jardín, escuche un sollozo ahogado sin embargo salte fuera de allí.


(Daniel en multimedia)




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