11| ¡Yo soy Charlie!

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Iba caminando por uno de los pasillos de la academia cuando un vampiro con unas gafas puestas me interceptó, revoloteó mi cabello con la palma de su mano y me sonrió.

— ¿Cómo te llamas?

—Cherry —le devolví la pregunta.

—Soy Charlie —se acercó a mi cuello y lo olfateó, solo pude quedarme pasmada—. Dios, tu sangre puede olerse a kilómetros de distancia.

— ¿Qué estás haciendo imbécil? —habló Connor mientras se acercaba a nosotros—. Tenemos clase, deja de tontear.

Hicimos contacto visual, lució irritado.

—Bien, hasta luego Cherry —Charlie se despidió mientras fulminaba a Connor.

—Si se pasa de listo solo dímelo —Connor habló en un tono casual y amable y se marchó.

También me dirigí a clases.



° ° °



Llegó la hora de alimentarse, el timbre de las dos campanadas sonó. Unos estaban metidos en las cabinas, otros con los donadores y una pequeña parte está sin hacer nada, como yo.

Al entrar a la cafetería visualicé a Connor con Charlie y otros vampiros más en una de las mesas de la izquierda.
Después, una mano levantada.

— ¡Siéntate con nosotros! —Chilló Charlie.

Tomé asiento.

— ¿Por qué no estás en los cubículos?

—No tengo pareja —le resté importancia.

— ¡Ya somos dos! —chocó su puño con el mío.

Reí, se veía tan entusiasta.

—Es una novata —habló Connor, lo que atrajo la mirada de sus demás amigos hacia mí—. Debería estar con un donador.

Dijo molesto.

—Es mi problema —ataqué.

Charlie trató de relajar el ambiente con sus payasadas, fue en vano.

—Es el problema de todos. Si te sales de control nos afecta a todos. Por lo que no entiendo tu terquedad a no beber sangre —siguió, si pudiera lanzar rayos con su mirada y atacarme, lo haría.

—Tu tampoco estas bebiendo en estos momentos —Touché.

—Yo me alimento en casa —sonrió irónicamente.

Se levantó de su asiento y me tomó del brazo con fuerza.
Me arrastró hasta la sala de los donadores.
Charlie y los demás venían detrás.

—Vas a beber ahora mismo —se cruzó de brazos—. Puedes desnutrirte y morir.

—No es tu asunt... —me paralicé.

El mismo olor de la vez pasada entró a mis fosas nasales, subí la vista y me encontré con sus ojos que me veían aturdido.

— ¿Estas bien?

Lo empujé y salí corriendo.

¿Por qué de entre cientos de vampiros tenía que gustarme justamente su sangre?
















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Cariño antes que sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora