25| ¿Quien ha sido?

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Una mañana que al principio podría ser tan común como otras me desperté, no por el sonido de la alarma ni los rayos de sol sino por un terrible dolor. No un dolor de cabeza, ni de estómago, ni de colmillos.
Un dolor en la parte izquierda de mi cuello, muy cerca de la clavícula.
Al principio no entendía por qué rayos dolía tanto hasta que encendí la luz de mi habitación y caminé unos cuantos pasos hacia el espejo de cuerpo completo y miré esa enorme mancha morada y dos orificios diminutos que parecían tener sangre seca.

Si, alguien me había mordido mientras dormía.

No sé si fue porque antes fui humana que al principio no me preocupe, no era una gran cosa hasta que me puse en el papel de una vampiresa ¿Y si Connor creía que estaba saliendo con alguien? Esto definitivamente se podría malinterpretar.
¿Quién se atrevió a hacerlo? ¿Cómo es que no me di cuenta?

Lágrimas de enojo amenazan con salir, me coloco una blusa que logre tapar el moretón, incluso el leve roce con la ropa hace que duela.
Estoy decidida a ir con Karl, salgo de la habitación y corro hacia su oficina entro sin tocar y él no está. Descanso un poco y sigo buscándolo por toda la academia pero parece que él no se encuentra en ninguna parte.
Me deslizo por una de las paredes, gotas de sudor caen de mi frente y sospecho que tengo algo de fiebre, mis parpados se van cerrando poco a poco.

— ¿Cherry? —por su voz sé que es Parker quien coloca su mano en mi frente.

No espera a que diga nada y me carga llevándome a mi dormitorio.

— ¿Has visto a Karl? —pregunto sujetando la tela de mi blusa para que siga cubriendo la mancha.

—Salió a un a junta ¿por qué?

Siento el cómodo colchón en mi espalda pero me retuerzo de dolor cuando mi hombro se mueve.

—Estoy seguro que no es una simple fiebre lo que tienes —se cruza de brazos— ¿Qué escondes detrás de la blusa?

Bueno, si Karl no está y no me puede ayudar tendré que contar con él.

—Prométeme que no se lo dirás a nadie, ni a Karl.

Su cejo se frunce y se lo piensa por unos segundos.

—Dímelo.

Bajo la manga por completo y suelta un respingo.

—Si ibas a estar tonteando con un vampiro debías saber que esas son las consecuencias de una mordida.

Mis orejas se sienten calientes de la furia.

— ¡No estaba tonteando con nadie! —respiro profundamente para no explotar—. ¡No hay nadie en la academia! ¿Acaso iba a estar tonteando con Karl?

En eso se me viene algo a la cabeza.

— ¡Fuiste tú! —lo señalo con el dedo y me inclino para verlo, definitivamente su rostro se descompone.

— ¿Qué estás diciendo? —se coloca las manos en la cabeza en frustración—. ¿Te has vuelto loca?

—No hay nadie en la academia más que karl, tú y yo.

Me sujeta de la blusa tomándola y haciéndola puño lo que hace que lo tenga a dos centímetros de su rostro.

— ¿Crees que si quisiera tu sangre lo haría de una forma tan baja como esa?

Parker está verdaderamente enfadado, suelta la tela y caigo de trasero en la cama.

—Fue por la noche, mientras dormía, si no fuiste tú ¿entonces quién?

Se calma un poco, acomoda su capa y me mira.

—Descansa —se acerca a la puerta—. Descubriré quien ha sido.

Mientras duermo sueño con un vampiro intentando morderme pero su rostro nunca aparece.















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Cariño antes que sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora