20| La sangre sabe mejor en el hombro

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Solo faltan unas horas para volver a clases, lo que significa tener que enfrentar a Connor.
Por alguna razón me besó, estoy completamente segura que fue por una apuesta o algo incluso más estúpido. Simplemente el vampiro más guapo y deseado de la escuela no te besa solo porque si, siendo que puede conseguir a las vampiresas que él quiera, entonces, ¿por qué yo? ¿Por qué lo hizo?
Durante las pequeñas vacaciones mi sed aumentó más, a tal grado que lloraba en las noches por lo mal que se siente la picazón en la garganta y el dolor de colmillos.
No se lo deseo a nadie.
Había logrado pasar mucho tiempo que incluso me aparecieron ojeras y bajé de peso.
Estaba decidida a recurrir a los donadores.

Llegué al lugar y me registré.
Me tendieron un menú donde viene la foto del donante y a un lado el tipo de sangre que tiene.
La enfermera me llevó hacia una de las cortinas y la abrió.

—Harry, cuídala —por alguna razón en el menú no venía su nombre.

El momento era tan incómodo, di un paso y la cortina cayó detrás de mi espalda.

— ¿Eres novata? —preguntó.

—Algo así —jugueteé con mis dedos—. Ya llevo un tiempo aquí.

—Nunca te había visto.

—Voy a beber por primera vez —mordí una de mis uñas aun sin acercarme.

Se sorprendió bastante

— ¡Haz resistido por mucho tiempo! —lo dijo como si se sintiera orgulloso.

Reí, sus gestos eran lindos y divertidos.

—Ahora entiendo por qué la enfermera me pidió que te cuidara —cerró los ojos.

Harry estaba semi acostado en el catre y tenía vendadas las muñecas.
Abrió un ojo.

—Puedes comenzar cuando quieras —volvió a cerrarlo.

Era un poco vergonzoso que solo me quedé paralizada.

—Solo acércate.

Me senté en un banco que estaba a su lado.

—Te diré un secreto —abrió los ojos—. En la parte del hombro la sangre sabe mejor.

Bajó la maga de su camisa.

— ¿Te dolerá? —pregunté mientras seguía mordiendo mi uña.

— ¿En serio te preocupas por eso? los vampiros suelen venir a alimentarse y nada más. No se preocupan por el donador. Solo hazlo y no te preocupes por mí —volteó a verme—. Será más fácil si te sientas en mis piernas.

Tenía que acabar esto ya.
Me senté en sus piernas y me acerque a su hombro. Olía bien.

Mis colmillos comenzaron a salir y a doler, vacilé un poco me acerqué pero luego me alejé nuevamente.
Sus manos se colocaron en mi espalda y me empujaron levemente, insistiéndome para beber.

Pegué mis labios en su hombro deleitándome con el aroma, clavé mis colmillos. Harry ni si quiera se tensó sus manos bajaron a mi cintura y yo seguí bebiendo, sabía demasiado bien. La picazón de mi garganta se estaba yendo junto con el dolor de colmillos. Cerré los ojos deleitándome.
No creí que fuera tan placentero. No sé cuánto tiempo pasó pero aún seguía sintiendo ansiedad por lo que seguí bebiendo. Me aferré a su cuello.

Unas manos me jalaron del brazo, lo ignoré pero la fuerza se fue intensificando aún más que comencé a sentir dolor.

— ¡Tienes que detenerte!—Escuché la voz de Karl y reaccioné.

Me alejé bruscamente, Harry estaba inconsciente.
Miré a Karl con preocupación.
Colocó sus manos en mis hombros.

—Todo estará bien.



° ° °



Estaba nuevamente en la oficina de Karl, ya es muy común.

—Debiste avisarme que ibas a beber, te hubiese acompañado.

—Lo siento —me sentía realmente mal.

—El estará bien, mañana podrás beber de nuevo, solo debes tratar de no excederte. Recuerda que no eres la única que bebe de él —asentí.

— ¿Puedo ir a verlo?

—Claro.

Entré a la enfermería, estaba más pálido que de costumbre. Tomé su mano.

— ¿Por qué no me detuviste?

Sonrió

—Porque la estabas pasando bien.

—Lo siento.

—No te disculpes, ¿nos vemos mañana? ¿en el desayuno?

—Claro.




Bien, he fallado mi promesa.















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Cariño antes que sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora