Sara:
-¡Despierta princesa! ¡Que hay clase enana!-grita Daniel. Como todos los días de clase que me esperan a partir de hoy.
-Dani tonto.-gruño desde mi almohada, miro a los ojos verdes de mi hermano mellizo. La verdad es que somos iguales. Y ahí está, en mi cama, encima de mí, el chico deseado por todas las de mi instituto, el romántico capitán del equipo de fútbol. Él es el rey del instituto. Y yo, la reina, organizadora de todas las fiestas, chica deseada... Lo que más llama la atención es que llevamos unas notas muy buenas.
Mi hermano se levanta, se dirige a su habitación después de tirarme al suelo. Con pereza y algo de resaca veraniega, me visto: vaqueros negros, Converse negras y una camisa azul turquesa fosforito, todavía no hace frío, así que no cojo chaqueta.
Bajo las escaleras de la casa, vivo en una lujosa urbanización cercana a mi instituto. Saludo a mis padres, ambos van arreglados, son empresarios. Mi hermano y yo nos sentamos a desayunar unos croissanes de Nocilla, sentados viendo la televisión.
-¿Entonces ya con Javi ese... nada?-pregunta mi hermano.
-Dani, vive en Valencia, las relaciones a distancia no funcionan.-Javi fue mi amor veraniego, la verdad es que aún siento cosas por él, pero, sería una relación imposible. Aunque veranea en la misma urbanización, pero para tres meses... no.
-Cuando Laura se fue de viaje de estudios la llamé y todo eso.
-Pero es que tú eres más romántico. Además con Laura llevas un año y pico.
Mi hermano asiente con la cabeza. La verdad es que es el chico más romántico del mundo, si no fuera mi hermano... Le haría un hijo detrás de otro...
-Señoritos, su padre los espera en la puerta.-dice la voz suave de Ana, la chica que trabaja en casa.
Cojo mi mochila, me fijo en la ropa de mi hermano, pantalones verdes y polo azul. Siempre perfectos.
-Me has cogido las Converse.-le regaño.
-Igualmente.-me contesta mi hermano.
Tenemos esa costumbre, aunque tenemos zapatos de sobra, nos gusta quitarnos las Converses mutuamente,
-Lo próximo será que me quites los tacones.-me quejo.
-Me caigo.-responde Dani con una sonrisa.
Entramos en la limusina de mi padre. Normalmente vamos andando, pero el primer día vamos en limusina para que los nuevos sepan quiénes somos.
Y ahí está, mi instituto, intentando imitar a un instituto americano: con taquillas, bandera española en la puerta, incluso hay un autobús amarillo. En el fondo me encanta,
Salgo y me dirijo a mi taquilla, nos dejan hacer lo que queramos con nuestras taquillas los seis años de instituto. La mía tiene una pizarra pequeña para apuntar lo que haga falta, peluches en las partes más altas y fotos a modo collage, apenas se ve taquilla por dentro. Por fuera, es blanca y una S de Superman (y de Sara) en el centro.
Meto mis libros que no necesito en la taquilla, todos forrados de colores fosforitos, a juego con la correspondiente libreta. Ahora toca la charla del tutor, me meto en la clase y me dirijo al fondo, donde están los populares, equipo de fútbol, de baloncesto, románticos, y las chicas guapas, de las que yo soy líder.
Me siento encima de mi hermano, su novia está en tercero, así que en clase, es mío.
Somos mirados de arriba a abajo por todos los estudiantes, los hermanos Riss, altos, morenos con ojazos verdes, cuerpazos, simpáticos... Sonreímos, acostumbrados a ser admirados.