David:
Ya es viernes.
La semana ha pasado rápido, ya hemos empezado con las clases. No he conocido a nadie, he intentado no llamar la atención. Mark y yo nos hemos ido convirtiendo en uña y carne, prácticamente, hermanos. En los estudios no tengo problemas, estudio bien y los profesores me aprecian, tal vez porque estudio bien, tal vez porque saben por lo que pasé.
Sara pasa de mí, no he vuelto a hablar con ella desde que nos quedamos atrapados en el pabellón. La suelo observar de lejos, tenemos las taquillas en el mismo pasillo, lo que hace que observe esa cara tan hermosa todos los días de la semana, ella ni siquiera me saluda, no sé si me ignora, tal vez no repare en mí . Y aún así no paro de pensar en ella. Como un idiota.
Después de comer me dirijo al Primero C, se supone que iba a empezar el martes cuidando a los chicos, pero la madre se puso enferma, así que, hoy será mi primer día de trabajo.
Toco al timbre y me abre un chaval de unos doce años.
-Tú eres...-miro un papel con los datos que me ha dado mi madre- ¿Javier Rodríguez?
-Sí... Pasa.
-¿Te tengo que cuidar a ti?-no sé si reír o llorar. Todo lo que hice yo con doce años.... Mejor no recordarlo, me refiero a mi "pasado oscuro", ese pasado en el que, tanto mi familia lo pasó mal, y en el que yo perdí el control, aunque jamás me arrepentiré de haberlo hecho.
-Sí... Bueno, a mí y a mi hermana de seis años.-responde Javier sacándome de mis pensamientos.
-Ah, pues encantado, soy David.-digo mientras entro al apartamento.
-¿Tienes doce años verdad?-pregunto con curiosidad, nunca he estado tan cerca de una "persona no problemática" de esta edad.
-Sí, ¿por?-responde Javier extrañado.
-Es que yo con doce años...-empiezo con mirada perdida, pero me detengo al recordar el dolor de la situación.
-¿Qué?-pregunta el chico curioso.
-Eh... Nada, nada.
No tardo en hacer la cena (unos huevos y unas patatas fritas), tras un rato viendo los dos chicos la tele, yo termino de fregar los platos. Isa, la niña de seis años, me da un beso de buenas noches y se va a dormir. Un rato después de que terminase de limpiar todo, juego a la Play con Javi. Me relajo y me despejo con el mando entre mis manos. La verdad es que no soy muy bueno.
-Eres un poco malo...-se burla Javier mientras mira fijamente a la pantalla.- ¿Es que con doce años no jugabas a la Play o qué?
-Con doce años me drogaba.-digo cortante. Joder, se me ha escapado, no quería decirlo, mierda.
Javi pone el juego en "PAUSE" y se gira para mirarme.
-¿Droga?-dice asombrado.
-Sí, joder. Me drogué, fumé, bebí, robé, participé en cosas ilegales...-ya, con 12 años fui un desastre, hasta que tuve catorce años no me recuperé.
*FLASHBACK*
*David:
Puff, ya estoy harto. ¿Es qué no se cansan de meterse conmigo o qué?
Y ahí estaba, una vez más en la parte más oscura del patio del instituto, una vez más con el ojo morado y el labio sangrando.
-No aguanto más.-susurro para mí.
-Yo tengo la cura a tus penas.-oigo una voz rasgada tras mí, es una voz ronca, grave.
Me giro lentamente, para encontrarme con "El Coca", nadie sabe cuánto tiempo lleva en el instituto, pero lleva demasiado tiempo. Y nadie sabe cómo, pero siempre tiene droga, tabaco o alcohol.