Recuerdo que nunca fui buena diciendo que no a Lila.
Conocía aquel puente perfectamente, incluso el bosque que se erguía majestuoso a su alrededor o el ir y venir de los coches.
Jugué a imaginar que sería posible sobrevivir a una caída con un par de huesos rotos o quizá con una parálisis parcial.
Ella estaba a mi lado; con grandes ojos y pelo de fuego entre gotas de lluvia.
Aproximó sus labios a los míos sin decir nada antes, al igual que había hecho yo con ella mucho tiempo atrás y di varios pasos para alejarme.
En cuestión de segundos sus manos se posaron en mis hombros; empujándome y dejé de sentir la Tierra bajo mis pies.
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Kósmos. Segundo libro.
ContoEs calma y serena, pero es mi éter al fin, y movería cada astro del cielo por ella. © 2015. Iulia Kosztandi. Todos los derechos reservados.