Recuerdo que empecé a pintar de nuevo y fue probablemente la mejor decisión que pude tomar pues empecé a recordar muchas de las clases que había recibido a lo largo de mi vida y también recuperé piezas sueltas de mi carrera artística.
Cierto es que en un principio no era capaz de hacer nada excepto siluetas sin sentido, pero después pude plasmar diversas realidades e irrealidades de una mayor complejidad. Éste fue mi motor para hundir mis manos en pintura líquida, para acariciar cada lienzo abandonado y empolvado, para animar las vidas de los pinceles petrificados y los carboncillos que me teñían la piel de colores en cada uso.
ESTÁS LEYENDO
Kósmos. Segundo libro.
Historia CortaEs calma y serena, pero es mi éter al fin, y movería cada astro del cielo por ella. © 2015. Iulia Kosztandi. Todos los derechos reservados.