Capitulo 8

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*Me desperté sobresaltada en una camilla de hospital, en una habitación blanco brillante y donde no se encontraba nadie. Moví un poco mi ccabeza para hacer crujir mi cuello y me levanté. Estaba toalmente bien, con mi ropa de calle y sin cables, tubos ni vendajes. ¿No me había pasado nada en el accidente que tuve?

Caminé despacio por la habitación durante minutos, pensando en odo lo que había pasado y las opciones que tenía: podía esperar a que una enfermera llegara y me dijera que me pasa; podía llamar a una enfermera con los botones que había justo al lado de las cama para una emergencia: o también podía salir y buscar a alguien para que me explicase todo lo sucedido. Tras varios minutos, me decanté por salir a buscar a algún visitante, paciente o enfermero, me daba absolutamente igual quien fuera.

Asomé la cabeza por la puerta y miré para ambos lados, encontrandome con un largo pasillo blanco y, para mi desgracia, ni un alma por el. Gruñí y caminé hacía la salida de este pasillo.

Las escaleras eran blancas también y entonces recordé que este hospital no era al que yo iba en Madrid. Me encogí de hombros y bajé las escaleras con sigilo para ver si podía escuchar alguna voz o algunos casos. Negativo. Aquello era como un cementerio, pero en brillante.

Tras varios pisos y revisiones por los pasillos, pensé que sería mejor salir a la calle y asi lo hice, salí de un pasillo y fuí a la planta baja.

La puerta de salida era grande y de cristal, automática. Detrás de los cristales no se veía absolutamente nada aunque no me extreñaba, pasear por delante de un hospital no era una cosa que entretuviera a demasiada gente y menos aún viendo que el hospital estaba totalmente desertico.

Pise un ìe delante del sensor y las puertas se abriendo. Miles de personas pasaban hablando y generando alboroto. Abrí muchos los ojos y me giré para mirar el interior del hospital, seguía estando desertico. "Me tuve que dar un buen golpe en la cabeza" pensé mientras bajaba las escaleras con lentitud y me abría paso entre las personas.

A l lejos divisé un letrero de Pull and Bear, sonreí al recordar que esta calle estaba cerca de la calle Espíritu Santo. Corrí hacia allí mientras esquivaba gente y chocaba con otra, que me maldecía con bruscas palabras, a las que yo contestaba con generosidad.

Corría emocionada, desde esa calle a la mía, la Calle Huertas, había tan solo 15 minutos si se iba con paso ligero y la verdad es que yo estaba muy energíca esa mañana. Choqué contra un chico, que iba muy de negro y la cabeza baja, y caí de culo.

- ¡Auch! -grité justo cuando mi trasero tocó el suelo. Miré hacía el chico que me miraba fijamente y descubrñi de quien se trataba, Nacho, el chico del que mi mejor amiga estaba tan sumamente enamorada-. Lo siento Nacho, iba corriendo y no te vi -dije mientras me levantaba con su ayuda. El me regaló una mirada de pena y compasión, ¿que estaba sucediendo?-. Mmmm... ¿qué te pasa? -le pregunté intrigada mientras torcía la cabeza.

Una lagrima cayó por la mejilla del chico y salió corriendo con la cabeza agachada. Me extrañé bastante así que decidí llamar cuando llegara a mi casa a Gloria, ella me contaría, aunque por su cara, a lo mejor lo habían dejado o cualquier cosa.

Seguí corriendo hacía mi calle y, llegué sin dificultad, a lo mejor el golpe del accidente había sido menor de lo que yo creía.

Entré en la casa y me encontré, tirado por el suelo, como 30 cartas distintas. Las cogí todas y las dejé encima de la mesa del salón principal. Corrí hacía mi habitación, cogí mi ropa interior roja de encaje y unos leggins y una sudadera gris y me metí en el cuerto de baño, seguido, me adentré en la ducha. El agua caliente me relajó todo lo que me faltaba.

Una vez lista, bajé despacio hasta el salón y me senté en un sillón, cogiendo uno de los sobres. El remitente era nada más y nada menos que el padre de Gloria. ¿Qué quería? Cuando me dispuse a abrirla medió un pequeño mareo.

Me eché hacia atrás y entonces empecé a escuchar un pitidos, mi pequeñose encogía y unos calambres pasaban por todo mi cuerpo, deesde mi pecho hasta la pinta de mis pies. Rapidamente me sentí mejor, aunque noté como una lágrima caía por mi mejilla, ¿qué demonios acababa de pasar?

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Hola linduras :3

Bueno, traje el siguiente capitulo, admito que es un poco desconcertante pero, se que cuando continue la historia vereís todo el sentido y alucinareis.

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Un saludo :3

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