Capítulo 13

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 ¿Cómo podía pasar dos veces los mismo? Unas manos se posaron en mi frente y abrieron mis ojos, con la luz cegadora. Ahora sí que me salió un gruñido y forcejeé para que dejara de hacer aquello, pero tenía más fuerza y agarró el párpado mejor.

Suspiré resignada y me dejé observar por el hombre de barba y gafas, justo el del día anterior. Cuando dejó de mirarme, abrí mis ojos con el ceño fruncido, no me estaba muriendo como para que me tratara así.

- ¿Dejarás de desmayarte de una vez? -preguntó, sentándose en una silla justo a mi lado. Sonrió de lado, se cruzó de piernas y colocó sus manos juntas encima de su muslo.

- ¿De qué habla? -pregunté un tanto confusa, mirando a mi alrededor. Ahora sí que tenía claro donde estaba, al menos eso creía. Era la habitación de un hotel, totalmente blanca y limpia. Tenía varios tubos y cables conectados a mis bazos, y unas pegatinas en mi pecho. Una máquina pitaba al ritmo de lo que parecía mi corazón. Mi pierna, la que vi escayolada y colgando horas antes, ya estaba en su sitio y sin escayola. Lo miré aún más confusa que antes, y creo que el médico se dio cuenta de que me debía una larga explicación.

- Bueno. Debes de tener claro que no podrá interrumpirme, llorar o desmayarse mientras le hablo, ¿entendido? -asentí con mi cabeza y aguanté un poco mi respiración, nerviosa-. Hace exactamente dos meses y una semana tuviste un accidente con el coche. Un coche se saltó el stop y te arroyó.

La suerte para ese conductor fue mucho mayor, unas fracturas y contusiones que en dos escasas semanas estaban casi perfectas. Pero tu... -paró un momento para respirar, pero no tardó en continuar-. caíste en coma, y no despertaste por primera vez hasta la semana pasada. Al parecer tu organismo no estaba completamente renovado para aguantar la presión, y volviste a caer en coma durante toda la semana -aquellas palabras me estaban dejando helada. No sabía qué hacer ni que decir. Pero lo que si sabía era que todo lo que había vivido, la muerte de Gloria, mis días con Jesús... Todo había sido tan real que me costaba creer a ése hombre.

- Pero... No lo entiendo... Yo estuve... -el doctor, el cual pude ver que se apellidaba García, me hizo un gesto para que me mantuviera en silencio. Caminó hasta la pared de enfrente mía, en la cual había solamente un cajón gris con unos cristales.

Colocó unas láminas de color negro y encendió una luz. Al instante, las radiografías de un cerebro se apreciaron. Lo único era que sin mis gafas era como no ver casi nada.

- Siento decirle que sin gafas no creo que aprecie muchas cosas, doctor... -susurré. Como si aquellas palabras fueran lo más gracioso, el doctor comenzó a reír entregándome unas gafas redondas y rojas. Aquellas no eran mis gafas, y ate mi cara de desconcierto, el señor García comenzó a aclararme.

- Te hemos graduado la vista, el jueves pasado cuando despertaste... -asentí y me las coloqué. "Dios, veo en 3D" sonreí para mis adentros y ahora todo se volvió totalmente claro.

Comenzó a hablar cosas sin sentido para mi señalando los hemisferios del cerebro y algunas partes. Y por lo que pude entender, dijo que la parte de la creación de sueños jamás dejaba de funcionar hasta que uno moría, y que todo lo que creía que era real había sido falso, todo creado por mi mente.

Después de esto me había dejado sola y se había marchado para dejarme pensar y analizarlo todo, sin presión. Le había pedido estar completamente sola, no me creía capaz de ver a nadie más.

***

- Despierta... -esa voz otra vez. ¿Qué el médico no se cansaba de molestar cuando mejor estaba? -. Vamos a quitarte todo esto, es hora que salgas de aquí... -comenzó a despegar las pegatinas de mi pecho-. Te vamos a dar el alta, y una vez en semana vendrás a revisión.

Aquella información no me hacía la más mínima ilusión, estaba totalmente desorientada y no sabía que esperarme a la hora de llegar al piso, ir a clases ni nada. Pero el tirón de los esparadrapos de mis brazos hacía que esos pensamientos se fueran para centrarme en gritar y mandar muy lejos y a un sitio nada agradable al señor.

- Tienes ropa en ese armario -señaló un mueble en una esquina de la habitación-. Cuando estés sal y encontrarás un escritorio con un celador, él te indicará que hacer -se salió de la habitación dejándome allí, tumbada y sin saber qué hacer.

Me incorporé lentamente notando como mi espalda crujía y mis costillas oprimían ahora mi respiración. Dios, era horrible. Cuando moví mis piernas unos calambres me llegaron hasta la cadera, haciendo que gruñera. Algo había avanzado, ya no estaba tumbada, sino que me encontraba sentada.

Tras lo que parecieron largas horas, me encontraba ya de pie y totalmente derecha. Ahora solo quedaba llegar hasta el maldito armario y conseguir poner toda mi ropa sin caerme, desarmarme o morir en el intento.

"Un pie, otro pie... Izquierda, derecha... Uno, dos..." me mentalizaba de cómo debía de avanzar. Los primeros pasos casi consiguen sacar los peores gritos de dolor de mi garganta, pero conforme avanzaba todo era más sencillo y menos doloroso.

Alzar los brazos para sacar el camisón fue otra cosa que no creía que fuera capaz de hacer, pero tras muchos intentos, lo conseguí. Al abrir el armario y lanzar el camisón al suelo, encontré un espejo en una de las puertas. Casi suelto un grito de espanto al verme. Mi pelo era el desastre más grande del planeta, y mi cuerpo más esquelético imposible. Las ojeras ocupaban casi toda mi cara y algunas cicatrices se veían bastante feas en mis piernas, brazos tronco y cuello.

Me vestí lo más rápido que pude, sufriendo con cada prenda que debía de colocar en mi cuerpo. Pero lo conseguí y ya estaba camino de la puerta de salida al pasillo del hospital.

Llegué a la puerta, coloqué la mano en el pomo y abrí, ya había comenzado a ilusionarme con aquello. Pero lo que encontré cuando miré al frente del pasillo hizo que mi corazón se acelerara, mis ojos se cristalizaran y soltara un grito. Simplemente era impresionante.

OFF:

Bueno, bueno... ¡Esto ya se está acabando!

Espero comentarios para ver que tal os está pareciendo y que votéis, que es lo que más inspira a seguir escribiendo.

Nos vemos en el próximo capítulo:)

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