|| Cartas a Moxley || [EDITANDO]

★Capitulo 19★

La realidad llego.

Los Ángeles, California.

Presente, 2015.

Narra Dean:

Un viaje inesperado era en donde me encontraba, el encuentro entre Joelle y Ekaterina, fue mejor de lo que esperaba —aunque nunca dude en que pasara algo mal—, mi felicidad no podía quitármela nadie en estos momentos.

Mientras conducía mi coche hacia una heladería para complacer a mi pequeña Joelle, mis ojos no dejaban de buscar la mirada dulce de Ekaterina -que no dudaba en corresponder a mis miradas.

En lo que buscaba mirar más allá de solo a Ekaterina y el camino, por el espejo retrovisor pude observar que Joelle jugaba con sus muñecas, aunque me parecía extraño —no traía ninguna antes de pasar por Ekaterina.

- Dean: ¿Joelle? —dije captando su atención— ¿Dónde sacaste esa muñeca? —la pequeña rió.

- Joelle: Es la que tú me regalaste Tío Dean —tense mi mandíbula y trate de sonar calmado— Elizabeth. —por el rabillo del ojo observe a Ekaterina.

La note algo distraída y cerraba sus ojos, parecía estar teniendo algún dolor que no sabía cómo llamarlo, con disimulo aparque el coche para intentar hablar con Joelle, pero mis intenciones cambiaron al notar que Ekaterina se había quedado ¿dormida o desmayada?

Tratando de bajar calmadamente abrí la puerta del copiloto, ella sudaba y apretaba sus ojos mientras las gotas de sudor bajaban por su cuello, trate de reanimarla pero no reaccionaba, en algunos momentos sollozaba y en otros dejaba caer algunas lágrimas. Joelle preguntaba que le pasaba y trataba tranquilizarla diciéndole que estaba dormida -aunque no era nada convincente- no lo dude más y me decidí por llevarla devuelta a casa.

En el camino trataba de distraer a Joelle para que no hiciera más preguntas, así que conduje lo más rápido que pude. De llegada visualice a Madison saliendo del edificio, así que toque el claxon para llamar su atención a lo que observo directamente, la llame para que se aproximara mientras yo bajaba del coche.

- Mad: ¿Qué le paso?

- Dean: No lo sé, íbamos de camino a la heladería y de pronto se desmayó o está dormida, la verdad no lo sé —dije rápido— la llevare arriba, ayúdame con la pequeña.

- Mad: ¿Quién es?

- Dean: Mi sobrina, después te la presento —asintió.

- Mad: No te preocupes.

Mad bajo del coche a Joelle mientras yo cargaba a Ekaterina cruzamos la calle y subimos al departamento.

(...)

- Dean: ¿Cómo está? —pregunte desesperado.

- Mad: Aun no despierta, llamare a su... —balbuceo.

- Dean: ¿A quién?

- Mad: Creo que deberías irte, Dean.

- Dean: ¿Por qué? Quiero saber ¿Qué le paso? —dije cansado— Debes decírmelo ahora no es el momento de saber si soy el indicado o no.

- Joelle: ¡Tío Dean! —cerré mis ojos, mientras veía salir a Joelle del cuarto de Mad, se había quedado dormida.

- Dean: ¿Qué pasa pequeña?