|| Cartas a Moxley || [EDITANDO]

★Capitulo 6★

Bella en mi cabeza para siempre.

Narra Ekaterina:

Como toda la semana, tenía que levantarme temprano, para ir a trabajar, desde que comencé a vivir mi vida con lo poco que recordaba, Mad me ayudo a conseguir un trabajo en la cafetería donde ella trabajaba, ella es la supervisora y yo después de unos meses de mesera, me establecieron como la cajera; siempre tengo que ser una de las primeras en la cafetería junto con Mad, por lo que siempre estamos juntas.

El día empezó como cualquier otro, personas entran y salen, la cafetería es reconocida, debido a que está cerca de una calles de la famosa empresa de la WWE, pocas estrellas vienen aquí, no soy tampoco fan de esas luchas, casi nunca veo la televisión y si lo hago es solo para ver una buena película y Mad bueno ella solo sabe lo esencial.

(...)

- Ekaterina: Son $10.45 señorita, ¿Desea algo más?

- (xxx): Oh, ¿Katia? ¿Cómo estás? -levante mi vista para ver a una mujer de ojos cafés y cabello corto hasta los hombros negros, elegante, pero en si no me daba la más mínima confianza.

- Ekaterina: Disculpe, señorita, creo que me confunde con alguien más, yo no me llamo Katia. -dije mostrándole mi gafete donde sale mi nombre.

- (xxx): Bueno si, pero antes te decía Katia... ¿Te acuerdas de mí? -decía la mujer señalándose a sí misma, no sabía quién era, y me incomodaba el hecho de no recordar nada, pero tampoco iba a entrar en detalles.

- Ekaterina: Lo siento, no te recuerdo, y si no necesita más, le pediré que despeje la fila, por favor, los clientes esperan. -espero no a ver sonado grosera, si no me despiden.

- (xxx): Oh, disculpa, no te preocupes, tal vez no te acuerdes de mi ahora, pero te dejare mi tarjeta, llámame cuando lo necesites. -su cara reflejaba una sonrisa, que a mi sentir no era nada agradable, esa mujer, me inspiraba miedo, me entrego su tarjeta y solo asentí.

Al salir yo aún atendía a los clientes, y solo la vi salir de la cafetería a un carro que estaba estacionado enfrente, ella se fue y yo aún no me inmutaba a ver la tarjeta que me había ofrecido, solo la alce en mi bolsillo, para verlo después.

La tarde paso rápido mi turno terminaba temprano, así que, saldría a dar una vuelta por ahí. Al salir solo le dije a Mad, que iría por unas cosas al supermercado, que llegaría a casa más tarde, me despedí de ella y me dirigí a mi búsqueda de botes de helado.

No dure mucho con las compras, tenía ganas de caminar, así que decidí no tomar un taxi a casa, y me fui por un camino distinto, donde a lo lejos se veía un parque alumbrado solo por los pocos faroles a su alrededor, cada vez más me acercaba al pequeño parque, no habían muchas personas en ella, solo unas parejas, pero no pude evitar notar a un hombre que estaba sentado en una banca solo, estaba demasiado alejado de todos, la luz de la luna lo alumbraba, pude ver su rostro poco a poco, sus ojos llorosos y su cabello desordenado, sus manos no paraban de limpiar sus lágrimas, su respiración era rápida y a la vez alejada, sus pantalones azules, tenían gotas de sus lágrimas, y su camisa negra estaba sudada, parecía a ver escapado de algo, su chaqueta de cuero estaba tirada al pasto y su celular se veía que no paraba de sonar y yo ni siquiera supe como mis pies me llevaron hasta el, se detuvieron al instante en el que empecé a ver su rostro, estaba de frente escuchándolo sollozar una y otra vez, como un impulso que ni yo se explicar, me senté en el pasto justo enfrente de él, sus ojos se posaron en los míos fijamente, se veía confusión pero a los pocos minutos se suavizo, aun no decía nada, después de todo era una extraña para él, pero en ese momento no me importo, sentía que él necesitaba ayuda, o ¿algo así?, no me considero buena consejera, así que, saque dos botes de helado, uno para el que acepto un tanto indeciso y uno para mí.