Capítulo 22

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Mi cabeza arde, mi cuerpo está tan adolorido que ni siquiera pude mantenerlo de pié, mi garganta quema, y apenas puedo respirar sin tener que hacer un esfuerzo tan grande que hace que mi pecho se hinche y duela, todas esas desagradables sensaciones colaboran para hacerme saber que no me encuentro en un sueño, que lo que veo es real, que quien está delante de mi es mi hermano muerto, es Kevin.

-¿Acaso no oyes? Levántate.- Su tono es grosero, y su voz es demandante, pero mi cuerpo duele demasiado como para ponerme de pié y además, aún no salgo del aturdimiento en el que me encuentro desde que sus orbes verdes aparecieron en mi campo de visión.

-Estas muerto.- Murmuro con lo único que tengo de voz, y haciendo un esfuerzo increíble por no quedarme sin aire.

-¿Entonces qué hago aquí, idiota?- Soy capas de oír su voz burlándose de mi, pero mi cabeza duele tanto, que no puedo siquiera formar una oración que me defienda.- Dije. Que te levantes.- Vuelve a ordenar.

-N-No...- Cada intento por soltar una palabra que se oiga fuerte es un total fracaso debido al punzante ardor en mi garganta. Un espasmo de tos me interrumpe, y luego de volver a escupir sangre nuevamente, puedo continuar.-Tu... Tu te moriste, yo t-te vi.-

-¡Levanta tu trasero del suelo ahora, Isis!- Espeta con rudeza y lo único que puedo hacer, es apoyar mis manos en el suelo, e intentar ponerme de pié. No entiendo porque le hago caso, me está tratando como a un animal, y ni siquiera estoy segura de si es él. Todo dentro de mi es una maraña de pensamientos enredados por el intenso dolor, la angustia, y el pánico que no me dejan pensar con claridad. Sin embargo, mis débiles piernas ponen voluntad, y con muchísima fuerza, que no tengo actualmente en mi anatomía, logro ponerme de pié, de una manera frágil y penosa, pero de pié.- Bien hecho, ahora, camina.- Vuelve a ordenar.

-Kevin...- Cierro los ojos por unos segundos intentando alejar el mareo que momentáneamente me ataca.- N-no... no puedo.- Vuelvo a toser con intensidad, pero esta vez me detengo antes del sangrado de mi laringe.

-¿No puedes? Pues yo haré que te muevas.- Una sonrisa se dibuja en sus labios, y entonces empieza a correr por la carretera.

-¡Kevin!- Mi voz es destartalada, débil, y sumamente lastimera, pero logro que al menos se oiga un poco mas fuerte, aún así, mis pulmones matan por un poco de aire.-¡Alto!- Respiro con una intensidad casi violenta, y trato de seguirle el paso, pero no puedo hacerlo, todo mi cuerpo grita por un segundo de descanso, y no puedo seguir corriendo. La jaqueca hace que cierre los ojos por unos segundos, y apriete mis cienes intentando hacerla desaparecer, y cuando puedo abrirlos, Kevin ya no está.-¡¿Kevin?!- Mi tono desarmado se oye por todo el lugar, pero nadie lo responde.-¿Ho-hola?- Entonces un gruñido a mis espaldas hace que todo mi cuerpo se desestabilice. Un caminante. Volteo lo mas rápido que el mareo me lo permite, y descubro que no solo es uno, son muchos, cientos, tal vez son miles, no lo sé, pero vienen por mi, están hambrientos, y tengo que correr.

Mi primer intento por escapar es totalmente fallido, luego de dos pasos, tropiezo y caigo de bruces al suelo, pero me levanto con una velocidad inhumana para una persona en mis condiciones. Una vez incorporada, empiezo a correr, mi paso no es lento, pero no llega a ser muy rápido, si no me apuro los caminantes me atraparan, y no puede suceder eso, porque entonces no tendré la fuerza suficiente como para defenderme, así que pongo el último centavo que me faltaba para poder trotar mas rápido, y con muchísima voluntad y dolor, comienzo a recorrer la carretera, perseguida por los muertos.

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No sé cuanto he corrido, no sé cuando me detendré, ni siquiera estoy segura de haber perdido del todo a aquel montón de caminantes, lo único que sé, es que en algún momento entré en el bosque y corrí por allí, y que no puedo respirar.

Apocalypse| twdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora