8.

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Desperté gracias a un zarandeo de parte de mi madre. Abrí los ojos poco a poco y me encontré despertando en la sala de estar, la casa estaba totalmente impecable. No recuerdo que los invitados se hayan ido y tampoco cuando llegué en la noche, supongo que estaba cansada tanto emocional como mentalmente. 

—¿Quieres ir al parque por un helado?—ofreció la rubia que tengo enfrente mío.

—Sí claro—sonreí aceptando su mano que me tendió en cuanto acepté.—¿y mi papá?

—Está dormido, ayer llegó cansado, no me dijo donde estaba.—asentí.

Siendo ligado por otra rubia, pobre de él.

—Hay que despertarlo, ama los helados—dije emocionada.

—¿En serio? No sabía que le gustaban—río y fruncí el ceño en cuanto desapareció en la cocina. ¿Que las parejas no saben todo entre sí?

—☼—

—Uno de pistache para mi esposa, uno de algodón de azúcar para mi hija y uno de brownie para mí—sonrió mi papá mientras que mi mamá fruncía el ceño.

—No me gusta de pistache, es mi helado menos preferido y creí que lo sabias—dijo viéndolo con asco.

Miré a mi papá y la mirada que le lanzaba a la rubia no decía nada, era completamente oscura.

—Perdón, me confundí y apenas me voy enterando, ya mismo lo cambio—agarró el helado de mi mamá y se dirigió a la heladería de nuevo.

¿Es que acaso esos dos no se conocían?

Foto en la multimedia: Melissa ☺




Ayudando a papá #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora