Historia De Un Amor

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Prefacio...







Mis pies corrían tan rápidamente como mi cerebro lo coordinaba. La calle estaba totalmente obscura y la visibilidad era casi nula, en más de una ocasión tropezaba con mis propios pies y giraba la cabeza de vez en cuando para asegurarme de que Él no continúara siguiendome pero mis esperanzas se fueron a la mierda cuando su silueta apareció entre las sombras, como un cazador acechando a su presa y yo... Yo era la presa.


Entré a una casa desconocida, a primera vista la sala, el comedor y demás estaban totalmente vacíos, con solo algunas hojas de papel regadas por aquí y por allá como si algo extraño hubiera sucedido ahí.
A decir verdad me importaba muy poco la casa y su historia, solo quería entrar y refugiarme ahí crear un bunker impenetrable para defenderme y salir bien librado de toda esta mierda que ÉL había creado a mi alrededor durante todo este tiempo.

Trastabillando subí rápidamente por las escaleras revisando puerta por puerta, girando los pomos con desesperación pero estaban cerrados con llave. Desde la planta de abajo Él gritó mi nombre, me estremecía, me resultaba tremendamente asqueroso escuchar salir mi nombre de sus putos labios, esos labios que esta tarde estuvieron a menos de dos centímetro de distancia de los míos.
Mi corazón se aceleró al cubo y giré los pomos de las puertas nuevamente, mentalmente gritaba a Dios para que si es que existía, viniera en mi ayuda ya que lo único que deseaba era ponerle un punto final a todo esto, él lo sabía, él sabía que yo más que nadie quería detener todo.

__Te he encontrado Sebastian... decía el parado al final del pasillo, en una de sus manos colgaba su bate de baseball y sabía que si no cedía a su petición, ese bate terminaría estrellándose en mi cabeza__ Te dije que, de nada iba a servir si corrias, tarde o temprano yo te alcanzaría.


Nuevamente clame a Dios para pedirle ayuda no obteniendo ninguna respuesta. Lentamente ÉL comenzó a acercarse a mi mientras el crujir de la madera del bate siendo arrastrado por el piso hacía que un escalofrío macabro recorriera todo mi cuerpo no dejando un solo centímetro sin tocar. Casi al final del todo una sola, solo una sola puerta cedió ante mi desesperación y entré a la habitación pero en mi intento por abrir la puerta, el pomo se averio y no la podía cerrar, solo pasé la débil cadena metálica de lado a lado y reze por que Él no pudiera entrar.
Él continuaba gritando mi nombre a la vez que golpeaba el bate contra las paredes, claramente podía escuchar cristales de las ventanas rompiéndose y callendo el piso, busqué algo para defenderme por si acaso ÉL lograba entrar pero la habitación estaba tan vacía como toda la casa.
En cuanto escuché sus pasos acercarse a la recamara traté de contener mi agitada respiración pero mis intentos y mis oraciones se fueron a la mierda cuando de una patada la puerta cayó al piso... Nuestras miradas se cruzaron y toda mi vida a su lado pasó en retrospectiva por mi mente en una fracción de milisegundo dejándome solo una maldita pregunta, ¿como había permitido que esto llegase hasta aquí?


Lágrimas enormes rodaban por mis mejillas haciendo que mi visión disminuyera aún más. La habitación era iluminada por la luz de la luna en esta helada noche del mes de noviembre. Pude distinguir su sonrisa perversa junto con esa maldita mirada psicópata erizando hasta el último de mis cabellos, mi final estaba por llegar.

__¿Acaso crees que, esconderte detrás de esa silla vieja va a funcionar? __ añadió con esa voz que me hacia estremecer hasta lo más profundo de mi ser__ De verdad ya no huyas, de nada te sirve hacerlo, me sorprende que aún siendo poseedor de esa inteligencia no hayas logrado descubrir que si corres más, el cansancio se adueñará más rápido de ti y quedarás indefenso. Aceptalo, nadie va a venir en tu ayuda, ni siquiera Dios porque él no existe... ¿Creés que no imploré por su ayuda cuando esto empezó? ¡Respondeme maldita sea! __gritó a la vez que golpeaba el bate contra la pared__ Responde, no te quedes callado... Sabes que eres la única persona en este maldito mundo a la que siempre, siempre le he dado el derecho de réplica sin importar la circunstancia.


__¡Jodete! __fue la única palabra que mi boca pudo articular por el momento__.

__Ya no sigas en la etapa de negación amor, ¿Después de tanto tiempo aún no logras asimilarlo? Sabes que yo soy tuyo y tu mio así las cosas, somos el uno para el otro...


Claramente podía sentir el miedo emanando por cada uno de los poros de mi piel y no era para menos... La obscuridad y ÉL, una pésima combinación. Mis dos temores juntos en una sola habitación dejándome sin ninguna posibilidad de salir bien librado de esto.
De nuevo estaba donde no quería estar, al menos no a solas, no con Él.
Esperé un solo descuido de su parte en el cual, inútilmente traté de correr pero la habitación se hizo pequeña de un momento, el bate golpeó contra mis piernas logrando desestabilizarme, caí al piso, mi visión disminuyó por completo y de inmediato pude sentir como es que mi cabeza comenzó a sangrar. De inmediato ÉL intentó acercarse a mi suplicando perdón por su error, que su intención jamás fue lastimarme y que era un imbécil por haberme golpeado pero el solo hecho de tenerlo cerca lograba que mi temor creciera de forma descomunal así que lo único que pude hacer fue arrastrar mi ya maltrecha humanidad hasta un rincón. Afuera era de noche pero... ¿que hora exactamente? Había perdido la noción del tiempo o el tiempo se había detenido.

Él continuaba gritando, llorando y golpeándose contra las paredes suplicando perdón. En cuanto el dolor cesó un poco y mi vista se aclaró, rápidamente idee un plan para intentar escapar de nuevo y estas eran mis opciones... Arrastrarme hasta donde pudiera y morir con dignidad o esperar a que él dejara de gritar y golpear cuanta pared se pusiera en su camino para después, intentar tranquilizarlo pero ¿a quien engaño? Aún cuando me arrastrara tan rápido como podía no llegaría más allá de las escaleras, Él no se calmaria hasta obtener lo que buscaba y eso era algo que yo no le iba a dar pero tenía que intentarlo. Todo mi cuerpo dolía a horrores y sin importarme, me deslicé lo más rápido que podía mientras el continuó gritando que lo perdonara. Los pocos centímetros que me separaban de la salida se transformaron en kilómetros y de la nada la puerta se cerró haciendo un ruido infernal que hizo eco en toda la casa.

ÉL me miraba de arriba a abajo acompañado por esa maldita sonrisa, parecía disfrutar mi dolor aún cuando yo sabía que no era así, a ÉL le dolía igual o más que a mi. Parecía desnudarme tan solo con su mirada la cual, podía sentir recorriendo cada centímetro de mi piel incluso debajo de mi ropa sin importar que ÉL estaba sentado en el piso a metro y medio de distancia observando el espectáculo, observando mi dolor.
Quise escapar de nuevo pero Él logró sujetar una de mis piernas para después, hacer girar mi cuerpo sobre el piso de tal manera que en menos de dos segundos ya estaba sobre mi. Su respiración era rápida, podía sentirla latente cerca de mi oído, con sus manos frías acarició lentamente mi rostro, limpió la sangre que había en él y me besó aún cuando le supliqué que no lo hiciera. Traté de poner resistencia pero de nada sirvió, Él tenía cierta ventaja sobre mi, era más alto, musculoso y estaba más descansado que yo así que sujetó mis manos de nuevo e hizo uso de toda su fuerza para seguir dominandome... Sus besos demenciales me dejaban sin aliento, quise luchar por detenerlo con las pocas fuerzas que me quedaban pero, era inútil, mi vida a sus escasos 20 años estaba a punto de terminar, mis fuerzas ya me habían abandonado.











Historia De Un Amor




Historia original de...





Antonio Rodríguez.

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