Capítulo 24

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Después de lo sucedido, Cass fue corriendo a la casa de Theo a contarle dicha cosa que sucedió hace media hora atrás.

Se sentía tan feliz de lo que pasó pero algo no estaba bien.

Tocó el timbre, y respiró hondo.

Stephen abrió la puerta, y Cass frunció el ceño confundida, luego sonrió divertida.

—Oh, bien. Volveré desp...

Stephen no la dejó terminar, la agarró del antebrazo y la entró a la casa.

—No. ¡Theo, te buscan! Iré a comprar helado, ¿sabor? —preguntó él, en un tono amable.

Cass pensó rápido.

—Eh... ¿Fresa?

El rubio asintió y se marchó. Cass subió las escaleras hasta la habitación de Theo.

Sin tocar la puerta, entró.

—¿Quién me busc...

Volteó y se encontró con su mejor amiga.

—Hey, Cass... —dice en un tono suave y triste, mientras pasaba por la habitación para abrazarla—. ¿Por qué siento qué estuviste llorando? —pregunta, separándose y comenzó a observarle la cara. Y como lo esperaba, sí. Estuvo llorando, sus mejillas se encontraban húmedas.

—No te equivocas —respondió, y se sentó en la cama de el mayor.

Theo copió el acto.

—¿Fue Príncipe G? —preguntó.

Cass asintió. Luego, le contó lo que sucedió después de que el se haya ido.

—Fue realmente hermoso, ya sabes —dijo Cass totalmente contenta—. Pero... —murmuró con una mueca triste.

—¿Pero? Oh, vamos Cass. Es obvio que gusta de ti. Ya quiero que tenga niños y esas cosas, lo puedo imaginar en serio —dice Theo, emocionado.

Cass se rió.

—No, bueno, es que... Siento que no es real, quiero decir, me besó. ¿Por qué lo haría? ¿Por qué justo ahora? ¿Trata de confundirse más?

—¿Cómo que por qué? Porque le gustas —dice obvio, el castaño.

—No, no le gusto Theo. No sabe lo que quiere —dice Cass a punto de llorar—. Me dijo que no sabía lo que sentía por Hannah. No sabe lo que siente por nadie, no sabe nada.

Theo la miró triste. Se acercó más hacia ella, y la abrazó.

—No llores. Sé que es complicado, sólo... Quizá deberías hablarlo con él, o esperar a que actúe y diga algo —aconsejó separándose de la castaña.

Cass asintió y se limpió las lágrimas.

—Tienes razón. Bueno, se acabó de hablar de mí. Y ahora dime tú, ¿qué tal con Stephen? —dice alzando las cejas varias veces.

Theo fijó su mirada en el suelo, poniéndose nervioso.

—¿Theo nervioso? Esto es algo que no se ve todos los días. ¿Dónde tengo la cámara? —preguntó Cass bromeando.

Theo rió ligeramente.

—Es un poco raro, ya sabes... Nunca pensé verle con esos ojos.

—¿Por qué es Stephen? Sí, bueno. Es Stephen, según era el chico malo, el busca problemas pero por otro lado decían que era tan romántico, tan lindo. No sabías que creer—dijo Cass.

—Pero de malo no tiene nada. Es un pedazo de azúcar —dijo el mayor.

—Contigo —dice Cass chocando ligeramente su hombro con la de su amigo.

PEQUEÑO GUSANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora