Capítulo 40

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[ Escuchen la canción mientras leen si quieren, o sino después de terminar de leer. ]


Cuando Cass salió rápidamente del salón fue tras Adam, aunque no sabía donde podía estar. Ella buscó por los pasillos vacíos. Lo divisó justo cuando doblaba una esquina. Lo llamó.

—¡Adam! —gritó. El mayor volteó hacia ella un poco desconcertado. Cass se acercó a él, la verdad es que ahora que se encontraba frente a él. No sabía qué decir, se maldijo mentalmente.

—¿Pasó algo? —preguntó mientras acomodada la mochila de su hombro.

—Hum... —titubeó. Se le había ido todo el valor frente a él. Maldita sea.

—¿Hum? —repitió él confundido.

Cass recordó que Adam tenía novia, y que era Hannah. ¿Por qué mierda iba a reclamarle que no le importaba que ella se vaya a la casa de Eric? ¿Por qué se molestaba qué él no haya mostrado ni un poco de celos? Está bien si a él no le importara, es lo que tenía que demostrar. Y Cass reconoció que ella estaba equivocada, la verdad todo era una estupidez.

Suspiró triste, porque es lo que estaba. Triste. Pensó que, ¿cuando iba a ser el día en que haya olvidado a Adam por completo?

—Nada —dijo al final y añadió:—. Perdón por haberte... Parado, lo que sea que haya hecho. No... Nada.

—¿Estás bien? —preguntó Adam.

—Sí. Puedes seguir...

—No, está bien. No tenía nada importante que hacer —dijo—. Cass realmente te veo fatal. ¿Segura estás bien?

La castaña no pensó que lo fatal se le notaba en el rostro. Intentaba disimular su corazón roto.

—¿Seguimos siendo amigos? —preguntó ella de repente. Adam no esperó esa pregunta, de todas maneras sonrió dulce.

—Claro, ¿por qué lo dices?

—En realidad no lo sé. Sólo preguntaba.

—Yo creo que tenemos que pasar más tiempo juntos —dijo él y luego sonrió.

—¿Eso crees?

—Creo eso y más cosas. Creo que deberíamos ir al cine, ver una película, pasar tiempo de amigos.

Amigos. Cass estaba cansada de esa palabra.

—Sí, podríamos. Sería genial.

—Sólo que... Tienes planes este fin de semana —dijo con una mueca.

—Sí. Si las tengo. Pero podemos el otro fin de semana. 

—No puedo, tengo planes con Hannah.

Cass suspiró.

—¿Por qué tiene qué ser fin de semana, quiero decir, se puede otro día?

Adam rió ligeramente.

—Tienes razón. Okay, puede ser cuando tú quieras.

La castaña tenía en mente en que Hannah podría molestarse, pero eso no le importó porque... ¿Eran amigos, cierto?

—¿Hoy? —preguntó Adam.

—¿Hoy? —repitió.

—Sí, si estás libre... Claro.

Cass se sintió tan avergonzada de lo emocionaba que estaba en ese instante es que, literalmente no podía esconder su sonrisa. Ella amaría estar en un cine a solas con Adam, y en cualquier lado con él.

PEQUEÑO GUSANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora