Capitulo 8

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Sentí una fuerte luz sobre mi rostro.
Traté de abrir mis ojos pero era imposible. Sentía como si un montón de peso se encontraba sobre mis párpados haciéndome casi imposible abrirlos.

Pasaron algunos minutos, los cuales fueron eternos para mi y abrí los ojos lentamente mientras me adaptaba al brillo de la habitación donde me encontraba.

Las paredes mal cuidadas estaban cubiertas por una capa color celeste acompañado de un blanco que se encontraban delineando las esquinas. Dos ventanales estaban a mi izquierda dándome una vista hacia algunos edificios y árboles. Volví mi vista hacia donde estaba acostada, varios tubos y cables estaban alrededor de mi y uno solo posicionado en mi antebrazo.
No había nadie en la habitación, solo yo acompañada del sonido de las maquinas.

Traté de levantarme pero un fuerte dolor invadió todo mi cuerpo, así que volví a la misma posición en la que me desperté.

-¡No puedes pasar todavía!

Se escucho la voz de alguien cerca de la puerta, seguido de eso alguien entro a la habitación.

-Pensé que todavía no habías despertado. -Michael hablo al llegar a la camilla.

-¿Qué me pasó?

Mi voz sonó rasposa, tenía la garganta seca al igual que mis labios.

-Te has desmayado en el parque. -Sonrió algo apenado.- ¿Te sientes bien?

Asentí tratando de recordar algo o la causa de mi desmayo.
Solo recuerdo que tuve el almuerzo con Michael, después me quise ir y él no me dejo ir. Traté de recordar el más mínimo detalle, hasta que ahí lo encontré; Michael me había tocado.

Esta bien, para alguien normal no había problema pero para mi si. Era algo desde que era pequeña, no soportaba que alguien o más bien un desconocido tocara mi hombro o alguna parte de mi cuerpo, me empezaba a poner nerviosa, ansiosa, inquieta. Eran muchas emociones juntas las cuales me hacían sentir mareada y esto llegaba a un desmayo, como hace un rato.

-He dicho que aguarde fuera de la habitación.

Una enferma de no más de 35 años apareció en el marco de la puerta de mi supuesta habitación, su voz estaba agitada pero firme como si tratara de tener autoridad. Al verme su ceño fruncido desapareció sacando así una sonrisa.

-¿Como te sientes?

Y otra vez la misma pregunta en todo el día.
¿Si estoy emocionalmente bien? No lo se, jamás lo supe. ¿Físicamente? Tal vez bien, normal.
Solo me limite a responde un simple bien doliendo otra vez mi garganta.

-¿Que haces ahí parado? Ve a servirle un vaso con agua. -le chilló a Michael.

La enfermera la cual no tenía nombre todavía hizo que Michael sirviera un vaso de agua que estaba a unos metros de mi. Pude notar que al parecer ella tenía un poco de confianza con Michael, dudo que una enfermera trate a alguien desconocido así.

Él llego a mi y me tendió el vaso con agua, agarré este y de un sorbo lo tome todo. Sentí como pasaba por mi garganta haciéndola arder y tranquilizarla al instante.

-Michael puede ser a veces algo bobo. -Después de sus palabras sonrió mirando al chico.

Mire un poco confundida ahora más que nunca, podía notar que ellos eran algo o se conocían. Pude notar como Michael se sonrojaba y se rascaba su nuca.

-Bueno, yo me iré. -Suspiro la señora.- Dentro de unos minutos vendrá el doctor para revisarte y ver si ya puedes irte a casa.

-Gracias. -Hable un poco nerviosa.

Crush [c.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora