Siempre me sentí afortunado de que Solvang, una villa turística estilo Danés cerca de mi casa en Ballard, tuviera una de las mayores tiendas de antigüedades de California. El centro de antigüedades Solvang. A través de los años, había vendido y comprado muchas cosas allí. A Michael y a mí nos encantaba ir. Él no podía ir durante el día por lo que convenció a los dueños, Julie y Ron Palladino de que abrieran la tienda durante la noche solo para él, para que pudiera observar detenidamente todo. Michael me llamaba durante las noches, me decía que nos encontráramos en la tienda y así explorar a fondo toda el lugar. No solo la parte central de la tienda. Michael se escabullía hasta llegar a los mismos cuartos donde guardaban las antigüedades. Quería ver absolutamente todo.
En algunas ocasiones, Michael llevaba con él una pequeña bolsa de papel marrón, que tenía al rededor de 30.000 dólares en efectivo, los cuáles gastaba totalmente antes de que la noche acabara. Cada vez que compraba cualquier cosa, no sacaba todo el dinero de la bolsa. Michael contaba el dinero dentro de la bolsa de papel y luego sacaba lo justo y necesario para comprar lo que quería. Algunas veces me preguntaba mi opinión acerca de algunos artículos.
Teníamos más o menos el mismo gusto en cuanto a antigüedades, sin embargo yo prefería el palo de rosa antes que cualquier cosa y todo lo que fuera barroco u con hojas de oro llamaba la atención de Michael.
Le daba mi opinión sobre algún artículo, sin esperar que aquello hiciera alguna diferencia en lo que Michael compraría. Entonces él llamaba a Ron y decía: "Quiero esta pieza de aquí, pero realmente necesito tu más, más bajo precio". Ron miraba la etiqueta, pensaba durante un momento el precio y luego se lo decía a Michael.
Si no estaba cerca del precio que Michael tenía en mente, seguía negociando con Ron. Y como no tan a menudo, se rendía y dejaba la pieza de lado. Cualquier cosa que comprara, era llevada a Neverland al día siguiente.
Recientemente estaba hablando con Ron sobre una de esas noches, y dijo que Michael tenía un muy buen gusto en antigüedades, y que tenía unos relojes de pie que demostraban que Michael sabía lo que estaba haciendo.
En una de esas noches, mientras caminábamos con Michael por el pasillo del segundo piso de la tienda me dijo: "Barney, voy a preguntarte algo pero debes prometerme que dirás que sí".
"Esta bien, sí". Respondí.
"Voy a comprar esa impresión que esta ahí". Michael apuntó a una impresión de la Primera Guerra Mundial en donde una enfermera esta sosteniendo a un soldado muerto que me recordaba un poco a Pieta ("Piedad del Vaticano" en español) de Miguel Angel.
Michael dijo: "Quiero que lo cuelgues en la sala de espera de tu oficina. Creo que a la gente le gustará". La compró, la envolvió y me la entregó mientras yo se lo agradecía. Mis colegas y yo la enmarcamos y la colgamos por un par de años en la sala de espera de la Clínica médica de Solvang.
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"Conversaciones En Neverland Con Michael Jackson"(traducido)
RandomUn viaje profundo hacia la amistad entre Barney Van Valin, un médico rural y Michael Jackson, un ícono de la música. Leerás sobre su cercana amistad desde el primer encuentro, hasta el misterioso y repentino final luego de 5 años de largas conversac...