Una noche, Michael llamó Manuel Rivera. Creo que era el empleado favorito de Michael. Lo había enviado a una escuela especial para que aprendiera a manejar el tren a vapor que se dirigía al zoológico de Neverland.
Manuel había traído el auto para llevarnos a Santa Barbara y encontrar algo para comer. Michael vio un restaurant de comida Japonesa en State Street. Mientras nos dirigíamos hacia el restaurante Michael me preguntó si es que había algo bueno. Le aseguré que si y me dijo: "Genial ¡Entonces, vamos ahí!".
Manuel nos llevó y buscó una parte donde estacionarse en la parte trasera de la calle. Estábamos en el Lincoln Navigator otra vez, pero las ventanas estaban muy oscuras y eran polarizadas, así que Michael no corría ningún peligro de ser reconocido. En casos así Michael, obviamente, esperaría en el auto y no en el restaurante.
Esa noche le pregunté: "¿Estás seguro de que esta vez no quieres bajar y comer en una de las mesas dentro del restaurante? Es tarde y no hay casi ninguna persona aquí. Puedo ir a ordenar, y cuando todo esté listo Manuel puede entrar contigo".
Michael respondió: "Barney, Desearía poder hacerlo pero, no tienes idea lo que me estás pidiendo. Podríamos hasta salir heridos. Las personas, o al menos, el significado de lo que deberían ser, armaran una multitud y comenzarán a empujar, a golpear hasta el punto en que realmente te asustarás. Además, descubrí de una experiencia pasada que alguien hacía una lista con todas las cosas que ordenaba y junto con un psiquiatra sacaban unas conclusiones ridículas sobre mi estado mental a partir de la comida que ordenaba. Sé que esto pasa y es real porque una vez fui a la farmacia a comprar pasta de dientes, un cepillo de dientes, shampoo, navajas de afeitar y desodorante. A los días después una revista de chismes había creado un análisis de mis personalidad según esas cosas". Con una risa, Michael concluyó: "Así que... me conformo con quedarme en el auto".
Le pregunté a Michael y Manuel que les gustaría ordenar y ambos me dijeron que no tenían ninguna preferencias, que trajera de todo un poco, que era justamente una de las opciones del menú. Recibí todo en una enorme caja, puse los sushis junto con tres sopas de miso sobre el asiento para que cada uno sacara.
En estas ocaciones, me aseguraba de tener suficiente dinero para pagar. Sé que era algo en lo que Michael realmente no pensaba. No porque fuera tacaño o quería que yo pagara, sino que simplemente él no pensaba en ese aspecto porque siempre este tipo de cosas era manejada por alguien más. Además, estaba feliz de poder hacerlo. Nunca podré devolverle toda la generosidad que Michael le mostró a mi familia.
De cualquier modo, todos comenzamos a comer dentro del auto y fue en esta noche en que tuve la primera impresión de que Michael quizá no era capaz de degustar muy bien. Tuve esa sensación porque la primera cosa que tomó fue una gran porción de huevos de salmón con algas. Eran casi 6 cm de alto con algo así como mayonesa encima. Era sin duda, más de un bocado. Degusté de los huevos y a pesar de que me gusta el caviar, este tenía un sabor repugnante muy fuerte a pescado que pensé que nadie excepto los consumidores más leales de Sushi lo hallarían comestible.
Michael se devoró uno y yo me reí. Él levantó la vista, me miró y comenzó a reír.
"¿Qué?" Preguntó Michael.
"¿Esta bueno?" Pregunté.
"¡Sí!" Respondió Michael, y siguió comiendo un sushi de erizo de mar sin quejarse, no me importaba el erizo de mar cuando ya lo había probado fresco en la playa, de hecho creo que es bastante bueno de esa manera. Sin embargo, en el momento en que se termina el sushi, el sabor desaparece rápidamente, en mi opinión no se parece nada al erizo de mar fresco. De hecho, encuentro el sabor algo objetivo.
No sé, pero esto y el hecho de que en casa jamás come nada aliñado con sal o algo, me hacía preguntarme si acaso Michael había perdido algo de su sentido del gusto.
Jamás le pregunté sobre esto obviamente. Le pregunté que por qué no tenía un Chef francés o japonés que pudiera hacer mezclas. Michael dijo: "¡Oh! no lo necesito, tengo tres chefs y ellos pueden hacer todo ese tipo de cosas". Aún así, nunca vi en su menú de Neverland algo que no fuera barritas de pescado, hot dogs, tutos de pollo en caja, hamburguesas y ¡chimichangas! Recuerdo siempre ordenarlas desde el cuerto de Michael cuando veíamos películas.
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Hola chicas:D! Lamento la tardanza :( mañana es mi último día de exámenes así que entre esta semana y la siguiente, llegaremos al final de este libro :'( BESOS Y ABRAZOS, NO OLVIDEN COMENTAR Y VOTAR <3
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"Conversaciones En Neverland Con Michael Jackson"(traducido)
RandomUn viaje profundo hacia la amistad entre Barney Van Valin, un médico rural y Michael Jackson, un ícono de la música. Leerás sobre su cercana amistad desde el primer encuentro, hasta el misterioso y repentino final luego de 5 años de largas conversac...