Capítulo 2.

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Durante la noche todo ha ido bien, no he visto nada raro. Lo que agradecía de esa situación era poder estar más cerca de Clara. En ese momento estaba dormida y tan cerca de mí, gracias al misterio de esta casa.
Me levanté de la cama y tras cepillar mis dientes fui a la cocina a desayunar, allí me encuentré con que Thomas estaba hablando solo.

-¿Qué onda amigo? ¿Ya estás loco?

-No, solo estoy decidido a ir a hablar con el viejo que me rentó la casa - se ató los cordones de las zapatillas.

-¿Es en serio? - reí - Ayer se te veía muy valiente.

-Quería convencerme de que por primera vez hacía algo por ustedes que funcione. Pero me equivoqué al elegir esta casa, y no pondré en peligro la vida de mis mejores amigos - se lo veía muy conmovido.

-Bueno, tienes razón, no se explica cómo apareció ese trozo de diario en la mesa, pero yo creo que debemos esperar un poco.

-No lo sé, no quiero que luego sea demasiado tarde - suspiró.

-Te prometo que si algo más ocurre te acompaño a hablar con el viejo.

-Bueno.

-¿Sabes dónde vive? - pregunté al darme cuenta que nos olvidábamos de un gran detalle.

-Sí, creo que sí...

-Nenas, no me digan que estaban hablando de lo de anoche... - río. Su ironía ya me estaba cansando.

-Por supuesto que no - habló Thomas antes de que yo puediera contestar.

-Lo dices como si fuera el único tema del mundo - le seguí el juego.

-Como digan... - tomó la botella de jugo y se marcha.

De verdad que me molestaba, y no era el único que pensaba eso. Pero siempre está ese amigo del grupo del que hablamos a sus espaldas y no nos cae del todo bien, pero a la vez lo amamos y no sabríamos qué hacer en caso que nos falte.

-Qué idiota - bufó el rubio, a lo que asientí.

-Buenos días - apareció Clara.

-¿Cómo has dormido? - preguntamos al unísono.

-Bien, nada raro - sonrió.

-Me alegro - volvimos a decir al mismo tiempo.

-Ya basta, ¿me lees la mente?.

-Puede ser - me guiñó el ojo.

Esto era una especie de gran hermano, debíamos convivir los catorce días restantes aquí, sin salir más que al bosque ya que procuramos no ir más al centro debido a la lejanía.
Al llegar la noche, ya estábamos acostados después de un día de mirar películas y comer pochoclos.
Cuando el llamador de ángeles comenzó a sonar, supuse que fue por el viento, pero un fuerte ruido le siguió. Todos estábamos despiertos menos Josh.
Nos juntamos en el pasillo que unía los tres dormitorios y cada uno planteó de dónde escuchó el ruido. Todos estábamos de acuerdo con que provenía de la parte trasera.
Nos acercamos a la puerta que se conectaba con el enorme patio de atrás y luego de tomar cosas como un desodorante, un palo de hockey y una escopeta sin balas que estaba colgada a la pared, decidimos salir. No había nadie, solo se movía una de las tres hamacas del fondo.
La pelirroja comenzó a gritar al ver que en la tierra se dibujaba "No deben tenerle miedo a los vivos" y todos conocemos como sigue la frase "Si no a los muertos". Pero esa última parte se obvió.
Las chicas comenzaron a chillar. Thomas y yo nos miramos, pero ambos sabíamos que no podíamos ir por el viejo a esas horas de la madrugada.

-Pues, entonces ni un desodorante, un palo de hockey o una escopeta sin carga nos podrá ayudar.

-¿Y todavía tienes tiempo para bromas? - algunas lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de July.

-Tranquila - la abrazó Clara, a pesar de que ella estaba más asustada.

-Pues tenemos que pensar en algo -tartamudeó Thomas - y rápido.

Las letras comenzaron a borrarse de la tierra y nos dimos cuenta que fuera lo que fuera que nos estaba molestando estaba a escasos centímetros de nosotros.
Corrimos hacia adentro y cerramos la puerta.

-¿No se supone que los fantasmas pueden atravesar paredes y esas cosas? - preguntó July asustada.

-No son fantasmas, son espíritus, y claro que pueden, no las atraviesan, están en todos lados, solo que algunos son buenos y otros no - explicó Clara, la cual había un curso de cosas sobrenaturales hacía un año.

-¿Y cómo los prevenimos? Apresúrate con lo que tengas que decir mujer.

-Josh, tranquilo - fruncí el ceño.

-Depende de cada caso, hay que llamar a alguien que sepa y pueda estudiar el origen del problema.

-¿Y cómo es que están aquí?

-Pues, fueron personas como tu y como yo, que por alguna razón murieron de forma violenta o fueron malas personas y quedan "atrapadas" - hizo comillas con sus dedos- entre la vida y la muerte.

-En vez de hablar de esto, ¿me pueden decir que mierda hacer? No me voy a quedar de brazos cruzados - elevó el tono de voz July.

-Entendiendo lo que dice Clara, veo que hoy no podemos hacer nada - lamenté.

-¿Y qué esperas que haga? ¿Que duerma? - gritó.

-Si tan solo supiera...


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