Connor
Llevábamos montados en aquel autobús por lo menos veinte minutos y yo solo veía como nos alejábamos del centro de Dublin, suponía que Sam sabía perfectamente a dónde íbamos, pero le veía nerviosa ya que no hacía más que mover las manos
-Sam
-dime
- ¿cuánto queda para llegar? -pregunté
-poco
-está bien
Miré hacia la ventana y veía pasar demasiado rápido las casas, en realidad yo también estaba nervioso porque no sabía que era lo que me iba a contar aunque sí que intuía que nada bueno y lo había intuido por como Tristan se preocupó cuando encontré a Sam llorando en medio del pasillo del internado
-Connor-dijo sacándome de mi mundo
- ¿Qué?
-nos bajamos en la próxima parada
No contesté sino que me levanté y bajé a la parte de abajo del autobús seguido por Sam para bajarnos al minuto.
Estábamos parados en medio de la calle y yo miraba a Sam mientras ella miraba a su alrededor no sé si feliz o asustada o una mezcla de ambas
-antes de nada quiero que sepas que es difícil de contar porque aún no ha pasado el tiempo necesario para que no duela
-sabes que no te voy a presionar
-lo sé
-y si no estás preparada no hace falta que me lo cuentes
-quiero hacerlo
-está bien-contesté
Entrelazó sus dedos con los míos y empezó a caminar así que no me quedó otra opción más que seguirle, ahora estaba más nerviosa si eso era posible
-antes tenía una familia normal, como la de todo el mundo, mis padres, mi hermano y yo nos considerábamos una familia feliz-dijo de pronto sin dejar de caminar-pero por alguna extraña razón las personas que son buenas desaparecen antes que las demás, o eso he querido creer-noté como la voz le temblaba pero si le interrumpía podría ser peor-un día sin que nadie se lo esperase todo eso acabó, dejamos de ser una familia feliz y no porque nosotros lo eligiésemos sino porque mi hermano y yo nos vimos solos en un momento que nadie quiso darnos una explicación aun siendo mayores y sabiendo a lo que nos enfrentábamos-
Se paró en medio de la calle y yo también lo hice sin saber por qué hasta que me di cuenta de lo que realmente quería que viese y empecé a hilar lo que me había contado antes
-en realidad ya no era lo que siempre había sido desde hacía mucho tiempo, mi padre se empezó a ver con otra mujer y se separaron y si, se casó con ella pero el día del incendio fue él quien entró e intentó salvar a mi madre-dijo apretando mi mano-y a partir de allí todo fue a peor, mi hermano y yo nos fuimos a vivir con una mujer que no conocíamos de nada-se calló y vi una lágrima resbalar por su mejilla así que la quité y le abracé
-tranquila-susurré sin soltarle
-estoy bien, estoy bien-dijo volviendo a coger mi mano- ¿Quieres entrar? -
- ¿eso se puede hacer?
-sí, no sé cómo estará pero las veces que he venido he entrado y nadie me ha dicho nada
Tiró de mí y entramos, obviamente no había gran cosa ya que la mayoría lo había consumido el fuego y las pocas cosas que quedaban estaban carbonizadas y no servían
-después todo ocurrió muy rápido, cuando nos fuimos a vivir con aquella mujer no nos dejaba hacer nada ni ver a nuestra familia, mi hermano corría en carreras de motos-me sorprendí, supongo que por eso el día que nos vino a ver parecía estar familiarizada con ese mundo-se escapaba por las noches para poder correr, como vosotros, no me dejaba ir pero siempre le esperaba despierta porque no siempre venia en las mejores condiciones posibles hasta que un día no llegó-
Entró en una habitación, o eso intuí, y vi como había un papel colgado de una de las paredes, se acercó y lo cogió, estaba un poco negro y arrugado pero se podía leer perfectamente lo que había en él.
-solo dejó esto-dijo mientras lo tenía entre sus manos-y me quedé sola, más de una vez se me ha pasado por la cabeza que ya no hago nada aquí pero luego pienso que ellos se merecen que alguien viva algo por ellos y supongo que esa soy yo-
- ¿y el resto de tu familia?
-casi no mantengo el contacto con ellos
- ¿por qué? Quiero decir, es tu familia y te apoyarán siempre
-sí, pero por otra parte necesito asumir todo esto yo sola, concienciarme de que nunca volverán y que esto sigue, que ellos no están aquí pero que eso no significa que no me cuiden desde donde quieran que estén
-creo que eres la persona más fuerte que he conocido nunca-dije haciendo que se sorprendiese
- ¿por qué?
-todos tenemos nuestra familia que nos espera fuera cuando termina el curso y tú tienes que luchar con todo tu sola
-bueno, nunca podemos tener todo lo que queremos, tú mismo me dijiste que hacía mucho tiempo que no veías a tus padres
-pero eso no significa que de vez en cuando no llamen o se preocupen por mí
- ¿te puedo enseñar algo más? -preguntó cambiando de tema
-claro
-bueno, en realidad es presentarte a alguien
-claro-repetí y me sentí idiota pero ella sonrió y yo también lo hice
Se guardó el papel en el bolsillo en vez de volverlo a colgar y cogió mi mano para salir de allí, al salir nos encontramos con alguna que otra mirada curiosa y alguna de sorpresa supongo que al ver a Sam pero ella pareció no darse cuenta
Caminamos durante unos escasos minutos hasta que llegamos a una casa cerca de allí, ella llamó al timbre y tuvimos que esperar unos segundos hasta que la puerta se abrió, apareció una mujer mayor aunque tampoco tanto y su expresión mostró sorpresa al ver a Sam, luego posó la mirada en mí y me miró confundida, supongo que no soy el tipo de chico que Sam elegiría
- ¿Sam? ¿eres tú?
- ¿tanto he cambiado? -preguntó ella esbozando una ligera sonrisa y en seguida soltó mi mano para abrazarle
- ¿Quién es él? -preguntó refiriéndose a mi
-él es Connor, mi novio-dijo mirándome con la duda y asentí ligeramente con la cabeza mientras sonreía-Con, ella es mi abuela-
-encantado-susurré pero lo que recibí me sorprendió, me abrazó y yo se lo devolví sin saber muy bien que hacia
-pasad, no os quedéis allí
Entramos y diría que me sorprendió pero no lo hizo, me recordó a la casa de mi abuela, olía a galletas recién horneadas y eso me hizo volver a mi infancia
- ¿no deberías estar en el internado? -preguntó sentándose en un sillón y Sam y yo nos sentamos en el sofá
-hemos venido de viaje con el internado
-vaya, ¿cómo no me lo dijiste?
-prefería sorprenderte
-pues lo has hecho y me alegro tanto de volver a verte después de tantos años
-yo también, no sabes lo que te he echado de menos-dijo con la voz temblorosa así que apoyé mi mano encima de la suya
-yo también pequeña, yo también