La tarde se pasó lenta, era el primer día de clase y no había mucho que hacer así que me pasé toda la tarde leyendo sentada bajo un árbol y bueno, averigüé que mi compañero de habitación se llamaba Connor gracias a que una chica, demasiado molesta, me estuvo contando cosas sobre él y su grupo de amigos de las que no consigo recordar ni el más mínimo detalle aunque tampoco es algo que me interese demasiado así que lo dejé pasar.
Era bien entrada la noche y me estaba muriendo de sueño pero no podía dormirme y no sabía por qué bueno en realidad sí que lo sabía ¿Debía preocuparme porque mi compañero de habitación no hubiese aparecido todavía siendo la una de la mañana? No se merecía que me preocupase por él cuando él y sus amigos habían sido unos completos gilipollas horas antes pero no podía evitarlo ¿y si le había pasado algo? No, era imposible ¿Qué le podría haber pasado aquí, en un internado del que no te dejan salir en todo el día?
La puerta se abrió asustándome y dejándome ver a Connor, parecía cansado y ni siquiera me dirigió la palabra, únicamente se metió al baño y salió al poco rato con tal solo unos pantalones dejando a la vista una gran cantidad de tatuajes, aparté la mirada cuando se dio cuenta de que estaba mirándole y se metió a la cama sin decir nada para segundos después apagar la luz.
Me desperté debido a un gran estruendo procedente del baño, abrí los ojos rápidamente y me costó saber dónde me encontraba, me incorporé y en ese momento la puerta del baño se abrió y salió Connor ya vestido con el uniforme, miré el reloj del móvil, las nueve menos cuarto, salté de la cama y cogí el uniforme que había guardado en el armario la tarde anterior y me dirigí al baño bajo la atenta mirada de Connor
- ¿Qué es lo que miras? -pregunté antes de cerrar la puerta del baño
Me duché y me puse el uniforme, las nueve menos cinco, hoy tendría que ir a clase sin desayunar, cogí los libros que iba a necesitar durante las dos primeras clases y salí rápidamente. Había mucha gente en los pasillos y llegué a clase cuando faltaban unos segundos para que sonase el timbre, eché un vistazo y vi que había un sitio al lado de uno de los amigos de Connor, no me quedó otra que sentarme allí puesto que no había ningún otro sitio libre.
La clase había empezado hace rato pero sentía la mirada del chico sobre mí y eso me hacía sentir incomoda, de repente sentí como una mano se apoyaba en mi pierna, miré al chico que estaba mirándome y la quitó esbozando una sonrisa burlona
- ¿nerviosa? -susurró
-vete a la mierda-le susurré de vuelta en un tono lo suficientemente alto como para que el profesor se diese la vuelta y nos mirase a los dos
- ¿ha dicho algo? -preguntó dirigiéndose a mi
-no-respondí
-eso espero-dijo y continuó escribiendo algo en la pizarra, le dirigí una mirada de desprecio al chico y miré lo que el profesor escribía
-eso ha estado mal-volvió a susurrar el chico
- ¿por qué no te callas ya?
-a mí no me mandas callar ¿lo has entendido? -dijo demasiado serio y entonces el miedo me invadió, asentí y seguí mirando la pizarra- ¿por qué no te diviertes un rato? -preguntó volviendo a poner su mano en mi pierna, la aparté y le miré
-porque no me quiero divertir y menos contigo
-cambiarás de opinión-respondió con una sonrisa
-Evans, ¿podría callarse ya? -dijo el profesor y me reí en voz baja, parecía que había alguien que si le podía hacerle callar- y tú Collins debería callarse también si no quieren estar los dos castigados-
La clase acabó y la siguiente clase fue mucho más tranquila aunque tengo que admitir que la clase anterior no fue del todo desagradable, me entretuve lo suficiente como para que se me pasase un poco más rápido; cuando me quise dar cuenta estaba haciendo fila para sacar algo de la máquina que había en uno de los rincones del internado, tenía hambre puesto que no había desayunado nada y no podría aguantarme hasta la hora de la comida.
Saqué una barrita de chocolate y me la comí mientras iba a la habitación a por los libros para las siguientes clases pero cuando llegué a la habitación me encontré con una escena un tanto extraña, estaban los cuatro idiotas de turno apoyados en la ventana mientras fumaban
-cierra la puerta chica cursi-me dijo el de pelo rizado, la cerré y esbocé una sonrisa falsa
- ¿ya me echabas de menos? -me preguntó el chico con el que había estado en clase
-no-respondí y dejé los libros en la mesa para coger los otros y volver a marcharme, no quería saber nada de ellos porque solo hacía que se me revolviese la tripa y que mis pesadillas se convirtiesen en realidad.