A pesar de tener que pasar allí todo el curso, estaba bastante ordenada que no era poco, dejé mi maleta en la que suponía que iba a ser mi cama y me senté al lado.
Metí lo que había en mi maleta en el armario que estaba vacío, cuando acabé miré el reloj y vi que quedaban veinte minutos antes de la siguiente clase así que me apresuré a ducharme y cuando acabé y llevaba puesto el uniforme me di cuenta de que no estaba sola en la habitación
- ¿Quién eres y que haces en mi habitación? -me preguntó el chico que estaba parado en medio de la habitación, parecía confundido
-soy Sam y creo que vamos a ser compañeros de habitación durante un tiempo
-creo que debe haber un error-dijo quitándose la chaqueta de cuero negro que llevaba, la tiró en su cama y pude fijarme en que llevaba tatuajes en los brazos, se quedó de pie dos segundos y después salió de la habitación
Iba a salir de la habitación para ir a clase, pero la puerta se abrió de golpe y volvió a entrar aquel chico, cogió algo de uno de los cajones que metió en su bolsillo y volvió a salir a lo que le imité.
Cuando llegué a mi primera clase la gente estaba sentada en sus respectivos asientos y el profesor aún no había llegado, solo quedaba un asiento libre, en primera fila, al lado de la ventana; me senté allí bajo la atenta mirada de los demás y decidí ignorarlos.
El profesor parecía que iba a retrasarse y la gente estaba mirando algo en el libro pero yo me aburría y parecía que había gente detrás mío que también lo hacía, me giré y me encontré a mi supuesto compañero de habitación mirándome fijamente pero al darse cuenta de que le miraba apartó su mirada para seguir hablando con otros tres chicos.
El profesor llegó a clase cuando quedaba media hora y parecía cansado, unas profundas ojeras se distinguían desde lejos y también llevaba mal abrochada la chaqueta, no dijo nada, se sentó en la silla y revisó la lista con los nombres de todos los que estábamos allí
-pero qué tenemos aquí-dijo de repente captando la atención de todos- ¿otra vez aquí señor Ball? -preguntó al aire, ni siquiera sabía a quién se refería-vaya y Evans también se encuentra aquí-dijo pasando sus ojos por la sala-¿Tenéis que estar los cuatro juntos siempre?-preguntó finalmente
-usted sabe que sí-dijo un chico al final de la sala, todas las miradas se dirigieron hacia allí incluida la mía
-no me conteste McVey, sabe cómo va a acabar si lo hace-dijo el profesor
- ¿de verdad quiere volver a tenernos el año que viene aquí? -preguntó otro de los chicos pero el profesor no dijo nada más acerca del tema, únicamente se limitó a hablar sobre lo que íbamos a hacer durante el curso.
Cuando la clase acabó ellos fueron los primeros en salir de allí y me daba igual, no tenía intención de juntarme con ellos ni de hablarles, ni a ellos ni a nadie, por el momento.
Las siguientes dos clases pasaron igual de aburridas que la otra y cuando acabaron todo el mundo se dirigió al comedor pero solo con ver lo que había para comer me entraban ganas de vomitar así que cogí una manzana sin que nadie me viese y salí de allí, subí a mi habitación y cogí un libro que había dejado en el segundo cajón del armario. Volví a bajar y busqué una sombra debajo de un árbol, no había nadie puesto que todo el mundo estaba comiendo así que abrí el libro y comencé a leer mientras me comía la manzana pero mi tranquilidad fue interrumpida por una voz excesivamente molesta.
-pero que tenemos aquí, la chica cursi-dijo la misma voz que había oído esa mañana cuando estaba esperando a John, levanté la vista del libro y me encontré a mi compañero de habitación con los otros tres chicos, el que me había hablado era un chico moreno con el pelo rizado
-pero que tenemos aquí, los gilipollas de turno-le contesté de la misma manera y ellos solo se sentaron haciendo un circulo- ¿Qué es lo que queréis? -pregunté
-en realidad no queremos nada
-bien, si no queréis nada me marcho-dije levantándome, pero el chico que había desafiado al profesor en clase hizo que me volviese a sentar
-queremos pasar tiempo contigo, Sam-dijo este y los otros tres esbozaron una sonrisa burlona
-pues resulta que yo no quiero pasar tiempo con vosotros-dije soltándome de él pero volvió a agarrar mi mano
-siéntate-dijo ahora mi compañero de habitación del que no sabía su nombre
- ¿y si no quiero? -desafié
-siéntate o te arrepentirás-dijo el único chico que no había hablado, también era rubio y tenía una expresión dura
-dejadme deciros que no me dais miedo-dije
-deberíamos-me respondió el mismo chico
-como digáis-respondí y ahora sí que me marché y no pusieron ningún impedimento