El sueño estaba comenzando a invadirme, miré la hora, las nueve y media, suspiré y volví a bajar mi mirada a los ejercicios que tenía delante, suspiré aún más fuerte y decidí dejarlos sin hacer, llevaba casi dos horas con los mismos ejercicios de matemáticas una y otra vez y nada, no conseguía entenderlos y por lo tanto tampoco conseguía resolverlos.
Llegué a la habitación y como era costumbre Connor no estaba en ella, dejé los libros encima de la mesa y me tiré en la cama, segundos después oí la puerta abrirse, pero no me moví, no tenía ganas de hacerlo.
- ¿Sam? -preguntó pero ni siquiera me moví
-estoy viva-respondí y oí como se reía
-te he traído esto-dijo y segundos después algo chocó contra mi espalda
-gracias-dije levantando la cabeza y viendo que lo que había caído en mi espalda había sido una manzana, sonreí y la cogí
- ¿por qué no has bajado? -preguntó, oí como se hundía su cama y sus zapatos caían al suelo
-estaba en la biblioteca
- ¿en la biblioteca? ¿en serio?
-sí, ¿algún problema?
- ¿Qué hacías en la biblioteca?
-matemáticas-contesté y ninguno de los dos volvió a hablar, me senté en la cama y me comí la manzana que me había traído Connor para después ponerme el pijama, meterme en la cama y dormirme segundos después.
Me desperté con el sonido de una alarma que no era la mía, abrí los ojos despacio y vi a Connor pasándose la mano por los ojos, debía de haber sido suya, se levantó de la cama y cerré los ojos para que se pensase que aún seguía dormida, noté como caminaba hasta el baño y después cerraba la puerta entonces me senté en la cama y sonreí inconscientemente.
Cuando Connor acabó en el baño fue mi turno pero a lo que me quise dar cuenta solo me quedaban veinte minutos para desayunar y llegar a clase, casi corrí por los pasillos hasta llegar al comedor, casi no quedaba nadie y eso lo hacia todo más fácil, cogí una taza, la llené de café y me senté en una mesa en la que no había nadie, oí como mi estomago pedía a gritos algo que comer así que me levanté y cogí dos galletas de las pocas que quedaban y cuando acabé me levanté y me dirigí a la habitación a por los libros.
La primera clase fue aburrida, pero la segunda, para mi mala suerte, fue literatura y no es que no me gustase sino que tenía que compartir clase con los cuatro idiotas de turno, me senté en el mismo sitio que el primer día y noté como alguien arrastraba una silla y se ponía a mi lado, me giré y me encontré a uno de los amigos de Connor
- ¿me echabas de menos? -preguntó
-no-respondí
-vaya, veo que no estás hoy muy simpática
- ¿no tienes nada que hacer?
-solo quiero hablar contigo Sam
- ¿Qué es lo que quieres?
-quiero que te alejes de nosotros, de Connor, de Tristan y de todos ¿lo has entendido? -preguntó y yo le miré confundida
- ¿Qué es lo que he hecho para que me odies?
-no te odio, solo no quiero que te interpongas en nuestro camino-dijo y suspiré
-no me dais miedo McVey-dije haciendo énfasis en su apellido
-no me tientes Collins, no acabarías bien
-ya estoy temblando-dije y justo entró el profesor en clase y se marchó a su sitio con una sonrisa burlona en sus labios, me caía mal, muy mal.
