MIENTRAS TANTO, TENGO LOS RECUERDOS

344 37 8
                                    

— ¿Tienes entrenamiento? —Preguntó Yuki con voz adormilada mientras se acurrucaba en la cama, desperezándose bajo los primeros rayos del sol.

— Sí. La próxima semana viene un equipo de otro pueblo para un partido amistoso —Contestó Daiki mientras se ponía los calcetines deportivos, sentado en su lado de la cama. Luego lo miró con cariño—. Lo siento, te desperté.

Yuki se sentó y estiró los brazos.

— No te preocupes. Tengo que levantarme temprano para estudiar.

— Voy a desayunar, ¿vienes? —Preguntó tras ponerse en pie.

Yuki negó con la cabeza diciéndole que lo haría más tarde. Antes de salir, Daiki se acercó a él y le revolvió el pelo.

— Nos vemos después.

Sus abuelos ya estaban en la cocina. To-chan tomaba su taza de café matutina y Akako pelaba fruta y se la iba comiendo.

— ¡Buenos días! —Saludó Daiki con efusividad mientras le quitaba una fruta a su abuela. Akako simplemente movió la cabeza.

— Te veo lleno de energía —Dijo To-chan mirándolo por encima de su taza.

— Bueno, un profesor tiene que dar ejemplo ¿no? —Daiki se sentó con las piernas abiertas sobre la silla y le dio un mordisco a la pera.

— Pues vaya ejemplo que estás dando —Añadió su abuela regañándolo.

— Ahora mismo no veo alumnos por aquí. Tengo que ser yo mismo de vez en cuando.

Ambos abuelos alzaron las cejas, pero no le hicieron caso y siguieron tomando su desayuno.

— Daiki, por la tarde hay una reunión de barrio.

— Sí, sí. No me olvido.

Daiki, además de trabajar como profesor de deporte en la escuela, ayudaba a su abuelo con su trabajo en el ayuntamiento. A veces tenía que hacer contabilidad o redactar informes o simplemente imprimir avisos para repartir por las casas.

— ¿Cuándo tenía el examen Yuki? —Preguntó Akako.

— En enero.

— Tenemos que ir al templo antes de que se vaya.

— Sí, sí, abu. Todavía queda tiempo —Daiki se comió su tercera pieza de fruta y se levantó—. Bueno, me voy yendo.

— Pero si no has comido casi nada.

— Ya tomaré algo con los críos después del entrenamiento —Añadía mientras levantaba la mano y se alejaba.

— ¡Ten cuidado!

Poco después de haber despedido a Daiki y seguir con sus quehaceres domésticos, Akako escuchó cómo alguien llamaba a la puerta. Se levantó mientras maldecía su espalda dolorida y fue hacia ella.

Naoko, la compañera de Yuki, había venido a estudiar.

— Eres muy lista, Naoko —Yuki, de rodillas en el tatami del salón, dejó caer su rostro sobre los apuntes—. Yo no puedo entender esto, en serio.

Ella se rio.

— No seas tonto. Yo sólo tengo agilidad mental, pero no puedo memorizar nada de nada, a diferencia de ti.

— Eso no me sirve cuando se trata de física o matemáticas —Gruñó sin levantar la cabeza.

Naoko y Yuki estaban en el último curso. Aunque Naoko sacaba las mejores notas de la clase todavía no sabía si iría o no a la universidad; según ella, no encontraba su camino en la vida. Por el contrario, Yuki tenía claro que quería hacer la carrera de ciencias políticas. Su único problema era que el partido en el cual se quería adscribir era el contrario al de su familia. Su padre daba por hecho que seguiría la línea familiar, pero Yuki tenía claro que no trabajaría bajo unas políticas tan derechistas.

Wagamama na Koi 2  EiENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora