CERCA PERO TAN LEJOS

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— Me alegra que estés aquí, Naoko —Yuki le sonrió desde su silla, frente a ella. Ambos estaban en la terraza de un restaurante de la ciudad, disfrutando de la primavera.

— Gracias, yo también me alegro —Naoko sorbió de su té—. El pueblo se ha quedado muy vacío sin ti y sin Daiki. Más jóvenes también se han ido, así que ahora quedan las nuevas generaciones, que cada vez son menos.

La terraza del restaurante, estilo occidental, estaba decorada con cientos de flores en honor a la recién llegada primavera. A pesar de estar en una zona transitada, se respiraba tranquilidad.

— ¿Se ha ido más gente?

— Sí. Akira se fue junto con Suzuki a Osaka. Al parecer tienen un hijo.

Yuki abrió ligeramente los ojos. Luego apartó la mirada antes de dejar la taza sobre el platito.

— Espero que le vaya bien a Suzuki, era una chica buena.

De pronto, Naoko, como si lo hubiese recordado, se llevó una mano a la boca.

— Oh, lo siento, Yuki. No quería sacar el tema... me había olvidado... lo siento. Lo dije sin pensar.

Él movió la mano, quitándole importancia.

— No te preocupes, yo también lo había olvidado hasta ahora —Añadió con una sonrisa—. Solo que me impacta la idea de imaginarlo con un hijo. No creo que esté preparado para esa responsabilidad.

Se quedaron unos segundos en silencio mientras bebían el té.

— ¿Te acuerdas de Riko? —Preguntó Naoko para cambiar de tema.

— ¿La amiga de Mitsuki?

— Sí. Cuando tú y Daiki se fueron del pueblo estuvimos casi todo el tiempo juntas. Ya éramos amigas de antes porque nuestras madres se llevan muy bien, pero creo que ahora estamos más unidas.

— Me alegro mucho. Parecía una chica bastante energética. Me daba un poco de miedo.

Naoko se rio con suavidad.

— Sí, Riko siempre ha sido así. Pues ¿sabes qué? Va a casarse.

— ¿En serio?

— Sí, con un tal Matsumoto Kazuo. Al parecer es hijo de un empresario muy importante.

— Espero que le vaya bien —Yuki sonrió y siguió bebiendo.

Tanto él y Naoko eran personas tranquilas y calmadas, poco dados a criticar o juzgar a las personas y gran admiradores de los pasatiempos tranquilos como la lectura o la música. Quizás era ese el motivo por el que Yuki se sentía tan cómodo a su lado. "Naoko siempre ha sido esa amiga con la que simplemente hablar y respirar. Y ahora más que nunca necesitaba esta tranquilidad", pensó mientras la observaba beber el té. "Daiki está ahogándome. Y no sé cómo sacarlo del pozo donde se ha metido".

— Yuki, ¿pasa algo? —Naoko, preocupada al verlo perder la sonrisa y el brillo en sus ojos, le preguntó con timidez.

Yuki miró su taza y le fue dando la vuelta con los dedos.

— Daiki... se ha deprimido al venir aquí —Le dijo con tono tranquilo, como siempre—. Y no parece feliz.

Naoko le sonrió para animarlo.

— Bueno, Daiki nunca ha sido de ciudad... se acostumbrará con el tiempo.

— No lo sé... llevamos ya un año viviendo aquí y ha ido a peor. Creo que hubiese sido diferente si mis abuelos estuviesen vivos... pero murieron casi a la vez de mudarnos. Demasiados cambios —Se quedaron en silencio unos segundos. Por la calle, transitada, se escuchaba el sonido de los zapatos de la gente, un poco más a lo lejos los coches rugían los motores—. Creo que cuando termine la carrera volveremos al pueblo.

Wagamama na Koi 2  EiENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora