HERIDAS INFECTADAS DE MENTIRAS

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Después de que Mitsu hubo calmado sus propios sentimientos y hubo detenido el llanto, ambas jóvenes se sentaron en el banco de madera cerca de la entrada a la sala de música. Anna guardaba silencio, temerosa, y con un nudo en la garganta, mientras esperaba que su amiga comenzase a hablar.

— No puede ser, Anna... no puede ser... Yusuke... oh dios.

— Lo siento —Repitió ella por quinta vez durante la tarde.

Se quedaron un rato en silencio, asimilando la noticia.

— ¿Y qué vas a hacer?

Fue el momento en que las lágrimas de Anna, silenciosas, se deslizaron.

— No lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes? —Preguntó Mitsu mostrando algo de indignación—. Esto es un tema serio, Anna. Tienes que tener las cosas claras, y cuanto antes las tengas mejor. A partir de ciertos meses el aborto es ilegal, lo sabes ¿verdad?

Anna asintió con la cabeza.

— No es por eso —Contestó—. Voy a tenerlo.

Mitsu abrió los ojos.

— ¿V-vas a tenerlo? Anna, Yusuke nunca dejará a su mujer por esto. Aunque tengas un hijo suyo jamás se divorciará y vivirá un final de cuento, también entiendes eso ¿verdad?

Anna volvió a asentir.

— ¿Y aun así quieres tenerlo? ¿Sabes lo duro que puede llegar a ser para ti? No tienes padres, Anna. No tienes dinero ni una casa —Mitsu cogió aire como si fuera a llorar de nuevo e intentó tranquilizarse.

— Lo sé. Pero siento que de alguna manera tengo que tenerlo.

— ¿Por qué?

— Porque... fue hecho con amor, Mitsu —Contestó ella avergonzada mientras se restregaba las lágrimas con el dorso de su camisa.

Mitsu, en silencio, tragó saliva y se mordió el labio. Quizás comprendía los sentimientos de Anna mucho más que ella misma. Pero precisamente porque comprendía sus sentimientos tenía la obligación de hacerla estar segura de sus decisiones.

— Entonces vas a tenerlo. ¿Y después qué?

Anna abrió la boca y la cerró. Parecía como si le costase un esfuerzo terrible sacar las palabras.

— Quiero tenerlo. Pero no siento que esté preparada para ser madre.

Esta vez Mitsu la miró confundida.

— Desde el momento en que lo tengas serás su madre.

— No. No tiene por qué ser así. No considero a mi madre como tal porque nunca me crio, no estuvo conmigo, aunque me dio a luz no me dio una vida a su lado. Yo sé lo que es ser una madre, Mitsu. Lo he visto bien. Para mí, tú eres un ejemplo de madre.

Mitsu se quedó conmocionada con sus palabras. Anna parecía querer seguir hablando pero ella la detuvo con una mano como pidiéndole tiempo para asimilar lo que había dicho. De nuevo dejó escapar algunas lágrimas y de nuevo volvió a respirar para tranquilizarse.

— ¿Vas a darlo en adopción?

— Sí.

Quizás, aquella decisión le dolía más que si le hubiese dicho que abortaría. Se imaginaba al hijo de Anna, al hijo de su hermano, a su propio sobrino, en manos de otra persona, y por algún motivo sentía una rabia irracional hacia aquella familia que lo tendría. Pero Anna tenía razón. Aquella decisión sería la mejor para el niño.

Wagamama na Koi 2  EiENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora