CONTIGO, PERO SIN TI

348 35 6
                                    

— Los papeles todavía no están firmados, pero he tenido que ir a vivir con Jiro. Mi marido no me ha dejado quedarme en casa mientras hacemos el trámite del divorcio.

Mitsu miró a su amiga Riko, ambas tomaban un té en una cafetería cercana.

— Has hecho lo correcto, Riko. Ojalá yo pudiese ser libre para tomar esa decisión.

Riko, sin embargo, no parecía contenta.

— Takeshi es quien peor lo está pasando. Se está portando fatal y sé que es porque está sufriendo con esta situación. El piso de Jiro está en una residencia muy concurrida, solo tenemos una cocina y una habitación. Tuvo que invertir mucho en el local para sacarlo adelante, y los ingresos se van prácticamente todos a cubrir algunos préstamos que hemos pedido. Además, ahora tiene dos bocas más que alimentar. Aunque yo trabajo en la tienda con él, es la misma situación.

Mitsu se sintió un poco mal por su amiga.

— Todo irá bien, ya verás. Poco a poco las cosas se irán solucionando.

Ella alzó la mirada.

— Una de las hermanas de Jiro se casó y se ha mudado a Okinawa por trabajo de su marido. Vivían en Osaka —Riko bajó la cabeza hacia su taza—. Y nos han dicho que podemos quedarnos la casa. Es grande, tiene jardín. En una buena zona. Takeshi tendría su propia habitación...

Mitsu, comprendiendo sus palabras, le puso una mano encima.

— Riko, siempre estaremos juntas. No importa la distancia.

Algunas lágrimas se escaparon de los ojos de Riko.

— El separarme de ti es lo único triste en todo esto.

— Oh, Riko —Mitsu rio para tranquilizarla—. Seré feliz sabiendo que estás feliz. Lucha por conseguir tu propia felicidad —Esta vez su sonrisa estuvo cargada de tristeza y melancolía—. Consíguelo por mí.

Ella asintió. Se pasó una mano por las mejillas.

— Bueno, tengo que irme. Takeshi está en casa de Naoko, para variar —Añadió con ironía—. Quedé en recogerlo dentro de poco —Se levantó y cogió su bolso—. ¿No vuelves a casa?

— He quedado con mi hermano. Le dije que viniese aquí.

— Está bien, te llamaré.

Se despidieron y Mitsu siguió tomando su té hasta que apareció su hermano, varios minutos después. Yusuke se sentó donde antes había estado sentada Riko. Se saludaron secamente.

— ¿Has mirado lo que te dije? —Preguntó entonces Yusuke, sin andarse con rodeos.

— Ya te dije que no voy a meterme en esto, Yusuke. No quiero involucrar a Ryu ni a Shouta en algo tan peligroso.

Él pareció ponerse nervioso.

— Mitsu, en esto va todo mi puesto ¿entiendes? Miura me nombró Jefe de Policía hace un año y no puedo fallarle. Necesito que me consigas la prueba de que Kenzo es tu marido.

— No voy a entrar en su oficina a rebuscar en sus papeles, ¿quieres que me mate, maldita sea? —Murmuró ella visiblemente nerviosa.

— Él sale todas las mañanas y no vuelve hasta por la noche. Solo tienes que encontrarlo y al instante iré yo a buscarte. Nos llevaremos también a los niños. ¿Tienes guardado lo que te di? ¿Lo has escondido?

— Sí, está en mi habitación dentro de una almohada —Ella lo miró fijamente—. ¿Por qué no entras con una orden de registro y rebuscas tú?

Wagamama na Koi 2  EiENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora