Capítulo 25. Final

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Levantó la cabeza asombrado, no lograba creer lo que le acababa de decir; y si él no respondía en ese momento iba a enloquecer.

Mi corazón no podía captar lo que hizo, pero esa voz, esa irritante voz de mi uso de razón me lo advirtió, y le escuché decir "te lo dije" en voz triunfante.

Una acción, que me lanzó al vacío. Simplemente negó una vez más y preferí que se hubiese quedado callado.

-Grace, yo... Yo no.

Las lágrimas se asomaron a mis ojos. Retrocedí unos pasos y me dispuse a dejarlo solo.
No permitiría que supiera que me había afectado, pero las lágrimas e delataban.

Comencé a correr hasta el final del aparcamiento, al inicio de la acera un auto frenó de golpe, antes de atropellarme.
Quedé viendo mi reflejo en el vidrio oscuro, luego desapareció para ser reemplazado por su cara triste; e hizo un ademán para que me adentrara.
No vacilé, no negué, necesitaba salir de allí lo antes posible.
Cuando estuve fijada al asiento, giré mi cabeza para notar, a través de la ventana, a Logan quien miraba decepcionado atravesando el vidrio, justo en mis ojos.

Los ríos salados corrían sin parar por mi rostro a medida que el auto avanzaba. Logré darle señas con mi mano hacia la dirección de mi casa. Charlie sólo obedecía, sin expresar palabra, sabía muy bien lo que había pasado.
Cuando llegamos a nuestro destino, volteé a verlo y me dio una sonrisa tranquilizadora. No podía inmutar una oración; así que me acerqué y le di un beso en la mejilla. A pesar se todo, ha estado presente, ayudándome.

-Gracias, por todo.

Bajé del auto y pasé hasta el portal; mis manos temblorosas hacían que abrir la puerta fuera un reto. El cerrojo cedió; y di un paso hacia el interior de la casa, para cerrar la puerta de un golpe, apoyándome en ella y descender hasta el suelo.

Sequé las lágrimas con el antebrazo y dejé las cosas en el suelo para levantarme con dificultad. Corrí hacia las escaleras, como si tratara de escapar de algo, subí a la segunda planta y observé mi habitación y todo lo que la componía desde el umbral de la puerta.
Halé mi cabello con frustración, causando que el llanto viniera de nuevo.

Con la vista borrosa, debido a las lágrimas en mis ojos, logré identificar un objeto situado en el armario abierto. Me acerqué hasta allí y tomé la valija con rabia, y sin pensar dos veces- y mucho menos coherentemente - arranqué las ropas de donde colgaban dispuesta a adentrarlas en la maleta.

Me habían visto débil.
Todo esto no hubiese pasado si siguiese viviendo en Minnesota; con Finn, con mi antigua vida...

La imagen de los chicos destelló ante el parpadeo de mis ojos; las aventuras que había pasado con ellos, las risas compartidas, los momentos ridículos e incómodos. No todo había sido malo... Si no hubiese conocido a Logan no los tendría a ellos. Seria sólo yo y mi mala actitud.
Pero debería cargar mi mala actitud donde la creé; no permitiré que ellos lidien con mis malcriadeses.

Todo comenzó en Minnesota.
Y voy a terminarlo allí.

Con los ojos humedecidos dejé una carta a Clarise sobre el comedor, donde decía que debía enfrentar un brusco cambio en un lugar donde me sentía segura.

Eché un vistazo al interior de la casa, sin antes dar una melancólica sonrisa; cerré la puerta lentamente para partir a mi nueva travesía.

Que sería un intentar de nuevo.

Fin.

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Epílogo en la siguiente página.

Invierno en CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora